Los cuatro sospechosos del atentado terrorista cometido el pasado viernes en la sala de conciertos Crocus de Moscú han comparecido ante la justicia rusa por primera vez, y lo han hecho con evidentes signos de violencia. Los presuntos autores de la peor masacre de las últimas dos décadas en Rusia han pasado a disposición del tribunal del distrito moscovita de Basmanni, este pasado domingo por la noche.
Los imputados por terrorismo, que podrían ser condenados a cadena perpetua, permanecerán de momento en prisión preventiva. Los detenidos, con nacionalidad de Tayikistán. Por su parte el Kremlin se ha negado este lunes a comentar las acusaciones de tortura a los cuatro sospechosos en el atentado cometido el viernes a las afueras de Moscú, que ha dejado al menos 137 muertos: «Dejaré esa pregunta sin comentarios», dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
En su rueda de prensa telefónica diaria, Peskov respondió así a una pregunta sobre las señales de violencia que presentaban los presuntos terroristas, que ingresaron anoche en prisión preventiva por un período de dos meses. En las imágenes desde el tribunal, adonde fueron llevados los acusados, se puede ver a uno de los sospechosos en camilla y con un catéter, al otro sin una oreja y a los dos restantes con el rostro hinchado y lleno de moratones.
Según blogueros militares rusos, que difundieron imágenes de la tortura de uno de los acusados al que le cortaron una oreja, el autor de la mutilación es un simpatizante del grupo ultranacionalista ruso Rusich. De acuerdo con los últimos datos oficiales, el atentado en la sala de conciertos Crocus City Hall, a 20 kilómetros del centro de Moscú, ha dejado al menos 137 muertos y 182 heridos. Los cuatro presuntos autores del crimen fueron imputados con cargos de terrorismo y pueden afrontar cadena perpetua. En total, las fuerzas de seguridad rusas han detenido a once personas vinculadas con el atentado, reivindicado por el Estado Islámico, cuatro de las cuales participaron personalmente en la matanza.