La candidata demócrata a las elecciones de noviembre, Kamala Harris, y el presidente estadounidense, Joe Biden, participaron este lunes en Pittsburgh (Pensilvania) en su primer acto de campaña juntos desde que la actual vicepresidenta aceptara la nominación de su partido para la carrera a la Casa Blanca.
En el evento, ambos subrayaron su apoyo a los trabajadores del acero de la corporación U.S. Steel para que esta siga siendo de propiedad nacional y oponiéndose a su venta a la compañía japonesa Nippon Steel. «Los estadounidenses son los mejores trabajadores del acero del mundo (...) Esta icónica empresa estadounidense durante más de un siglo va a permanecer siendo estadounidense», reivindicó Biden, que tomó la palabra primero, ante representantes del sindicato del acero en Pensilvania y un público conformado principalmente por trabajadores de este sector.
Durante su discurso, el mandatario sacó pecho de su gestión en esta legislatura, repitiendo el dato de «16 millones de nuevos puestos de trabajo creados y 800.000 solo en empleos en fábricas», argumentando que Donald Trump «prometió inversiones, pero no hizo nada» cuando fue presidente.
«Gracias a nuestra ley de infraestructura, Pensilvania hasta ahora ha recibido 17.000 millones de dólares y más de 2.000 proyectos de agua limpia o internet de alta velocidad asequible, entre otros», añadió Biden. Pensilvania es uno de los conocidos como «estados bisagra» en los que no hay una inclinación marcada por el Partido Demócrata o por el Partido Republicano y donde las elecciones de noviembre se pueden decidir por unos pocos votos.
Consciente de ello, Biden volvió a apelar al sentimiento de este estado de tradición manufacturera alegando que «Wall Street no construyó América; la clase media construyó América, y los sindicatos construyeron la clase media», para regocijo del público. Actualmente, según la media de encuestas de FiveThirtyEight, Harris recibiría un 47,1 % de los apoyos a nivel nacional en los comicios de noviembre, mientras que Trump se haría con un 43,8 %.
En su propósito de seguir ampliando su ventaja ante el candidato republicano, Harris coincidió en que es «vital» que empresas como U.S. Steel sigan siendo estadounidense y que, de llegar al Despacho Oval, luchará por "un futuro de dignidad, respeto y oportunidades para todas las personas.
«Sabemos que una de las formas más elevadas de patriotismo es luchar por los ideales de nuestro país. De eso tratan estas elecciones y de la promesa de América, que es lo que ustedes hacen desde los sindicatos todos los días», apuntó la vicepresidenta en este evento celebrado en el festivo nacional por el Día del Trabajo.
Antes del encuentro, Harris intervino en un mitin en Detroit, en el también «estado bisagra» de Míchigan, donde estuvo acompañada por otros líderes sindicales, entre ellos Shawn Fain, líder del poderoso sindicato United Auto Workers (UAW).
En este acto, la vicepresidenta y candidata defendió el poder de los sindicatos para aumentar el progreso y la economía de Estados Unidos y prometió promulgar una ley que termine «con la destrucción de sindicatos de una vez por todas».
«Mientras luchamos por hacer avanzar a nuestra nación, Donald Trump pretende hacernos retroceder al pasado, pero no vamos a volver atrás», afirmó sobre el aspirante republicano, que no tuvo actos de campaña en el Día del Trabajo.