El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, no hizo alusión a un posible alto el fuego en Gaza ni en Líbano, pero tendió la mano a Arabia Saudí en su discurso ante la Asamblea General de la ONU.
«Qué bendiciones podría traer la paz con Arabia Saudí», dijo, y detalló que los frutos de ese acuerdo se reflejarían de inmediato en la economía, la seguridad, el turismo, la agricultura, el agua y hasta la Inteligencia Artificial: «Una paz así sería un jalón histórico, traería la reconciliación entre árabes e Israel, el islam y el judaísmo, La Meca y Jerusalén».
Esa posible alianza, a la que ya se han adherido los países de los llamados 'acuerdos de Abraham' -Emiratos, Marruecos, Baréin- y previamente Egipto y Jordania, todos ellos firmantes de tratados de reconocimiento de Israel, tiene según Netanyahu un principal enemigo: Irán, que a través de sus 'delegaciones' en Siria, Yemen o Líbano se oponen a toda reconciliación.
El primer ministro de Israel ha afirmado que su país está ganando una guerra con Irán, que según él es quien dirige los ataques de la milicia chií Hizbulá contra el norte de Israel. «Tengo un mensaje para los tiranos de Teherán: si nos atacan, les atacaremos. No hay lugar en Irán que el largo brazo de Israel no pueda alcanzar, y eso vale para todo Oriente Medio», dijo.
Israel no se conforma con ser «el carnero que va al sacrificio. Los soldados de Israel han devuelto el golpe con increíble valor y un sacrificio heroico», dijo. «Y tengo otro mensaje para la Asamblea y el mundo fuera de aquí: Estamos ganando», exclamó.