El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra actualmente de gira por varios países de Oriente Medio. Durante su visita a Qatar, ha dejado clara su postura y filosofía respecto a las relaciones internacionales con una elocuente frase: «Haz el negocio y no la guerra». Esta premisa resume prácticamente toda la política exterior estadounidense desde que Trump asumió la presidencia tras su investidura, el 20 de enero de 2025.
Desde la Base Aérea de Al Udeid, la mayor instalación militar de EE.UU. en Oriente Medio ubicada en Qatar, Trump pronunció un destacado discurso en el que se jactó de haber logrado importantes compromisos económicos. Según sus palabras, el gobierno qatarí se ha comprometido a invertir hasta 42.000 millones de dólares en la adquisición de armamento y tecnología militar de vanguardia proveniente de empresas estadounidenses.
Durante la visita, se firmó un acuerdo de intenciones entre Estados Unidos y Qatar para una «potencial inversión» valorada en 38.000 millones de dólares. Este acuerdo abarca capacidades de seguridad y defensa marítima para el país del golfo pérsico, incluyendo costes compartidos para la mencionada base aérea de Al Udeid.
Además, la Casa Blanca anunció la consecución de otros contratos significativos para empresas estadounidenses del sector de la defensa. Raytheon y RTX obtuvieron acuerdos por valor de 1.000 millones de dólares cada una para suministrar a Qatar tecnología antidrones de última generación. Por su parte, General Atomics se aseguró un contrato de 2.000 millones de dólares para la venta de drones MQ-9B a la nación árabe.
Apuesta por los negocios en lugar de los conflictos
La postura de Trump queda patente con su premisa de dar prioridad a los negocios y acuerdos comerciales por encima de involucrarse en guerras y conflictos internacionales. Esta visión pragmática y economicista ha sido una constante en su mandato, buscando siempre el beneficio para las empresas estadounidenses en sus relaciones con otros países, incluso con la palanca de presión de los temidos aranceles en cuanto ha sido preciso.
Sin embargo, esta filosofía también ha generado controversias y críticas por parte de quienes consideran que anteponer los intereses económicos puede ir en detrimento de consideraciones geopolíticas, diplomáticas o de derechos humanos. El enfoque de Trump parece centrarse más en cerrar jugosos contratos que en abordar las complejidades y tensiones subyacentes en regiones convulsas como Oriente Medio. Asimismo, hay quien aventura que su línea dura en clave internacional va a a repercutir negativamente en la economía y la productividad estadounidense.
La gira de Trump por Oriente Medio y sus declaraciones tienen importantes implicaciones tanto a nivel regional como global. Por un lado, refuerza los lazos y alianzas con países como Qatar, un actor clave en la zona que, recordemos, es uno de los mediadores para alcanzar una paz estable entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.
De otro lado, los acuerdos alcanzados suponen un impulso económico para la ya de por sí poderosísima industria armamentística estadounidense, y vislumbran una mayor presencia militar en la región. No obstante, este enfoque centrado en los negocios también puede tener consecuencias en la dinámica geopolítica de Oriente Medio.
La venta de armamento avanzado y tecnología militar a países del Golfo Pérsico, para algunos analistas especializados, peligra de alterar los equilibrios de poder y alimentar carreras armamentísticas en una región ya de por sí volátil e incierta. Asimismo, la priorización de los intereses comerciales sobre otras consideraciones puede afectar la percepción y credibilidad de Estados Unidos como mediador en conflictos regionales.
Dicho de otro modo, la apuesta por los negocios a toda costa puede generar dudas sobre el compromiso estadounidense con la paz y la estabilidad en zonas de tensión, siempre y cuando un buen negocio, siguiendo las palabras del propio Trump, justifique el esfuerzo invertido. Si algo ha plasmado de forma diáfana la gira de Donald Trump por Oriente Medio es su filosofía de «hacer negocios» a toda costa, especialmente cuando él es la parte que saca mayor tajada de los mismos.
Los acuerdos multimillonarios alcanzados con Qatar en materia de defensa y tecnología militar reflejan de forma fiel su visión pragmática y economicista de las relaciones internacionales, algo que también se entrevé en toda la problemática arancelaria. Sin embargo, el enfoque también plantea interrogantes sobre las implicaciones geopolíticas y el papel de Estados Unidos en la compleja realidad de la región. Mientras Trump se jacta de los jugosos contratos conseguidos, queda por ver cómo esta postura afectará a la estabilidad y los equilibrios en liza en la región a medio y largo plazo.
veinatUn auténtico partidario sionista rata parece sentirse atraído por los hombres árabes altos, cada uno por lo suyo. Just saying.