La cotización del petróleo internacional se mueve con cautela en el arranque de la penúltima semana de julio de 2025, tras la implementación del decimoctavo paquete de sanciones europeas aprobadas el 18 de julio de 2025, dirigidas a frenar la influencia de Rusia en el comercio de hidrocarburos. Pese a estas nuevas medidas, los futuros del Brent y del West Texas Intermediate (WTI) han mostrado una respuesta contenida, manteniéndose cerca de los 69,34 dólares y de los 67,51 dólares por barril respectivamente, según las cifras recogidas en la sesión asiática de este lunes.
El impacto de estas sanciones, que en esta ocasión extienden su alcance a compañías indias como Nayara Energy—un actor relevante en la exportación de productos refinados derivados del crudo ruso—, sigue siendo una incógnita para operadores y analistas. La ausencia de volatilidad significativa sugiere escepticismo sobre la efectividad inmediata de los bloqueos, incluso cuando las restricciones pretenden frenar las rutas indirectas de suministro.
Detrás de esta aparente calma, el sector energético global atiende también a otros focos de incertidumbre, incluyendo la amenaza de nuevos aranceles de Estados Unidos sobre las importaciones europeas, el aumento de la producción en Oriente Medio y las negociaciones nucleares en torno a Irán, todo ello en un año marcado por ajustados equilibrios comerciales y geopolíticos.
Durante el primer semestre de 2025, los observadores del sector han presenciado cómo el mercado del petróleo se ha mantenido en un rango lateral de cotización, con el Brent fluctuando entre los 66,34 y los 71,53 dólares por barril, especialmente tras los acuerdos de alto el fuego en Oriente Próximo a finales de junio de 2025. La reciente imposición de sanciones por parte de la Unión Europea (UE) busca cerrar el paso al petróleo ruso procesado en refinerías de terceros países, una estrategia que, según analistas de ING liderados por Warren Patterson, puede complicarse en su ejecución por lo difícil que resulta rastrear los flujos de crudo a nivel global.
Sanciones y respuesta internacional
La nueva batería de sanciones tiene como objetivo principal estrechar el cerco sobre las exportaciones rusas, en un contexto de conflicto persistente en Ucrania. Por primera vez, las restricciones incluyen a importantes empresas indias orientadas a la venta de derivados del crudo ruso hacia terceros mercados, un paso que introduce presión adicional sobre los eslabones globales del sector. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha asegurado que Rusia «ha adquirido una cierta inmunidad» frente a las sanciones occidentales, lo que añade dudas sobre la capacidad real de estas acciones para modificar el actual panorama de abastecimiento energético.
El escepticismo del mercado se ve reforzado por la falta de movimientos notables en los precios futuros tras el anuncio de las restricciones.La incertidumbre se titula también por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y la UE, agravadas tras el anuncio de que los nuevos aranceles al comercio transatlántico entrarán en vigor el próximo 1 de agosto de 2025. El Secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, manifestó el domingo su confianza en que aún «hay margen para negociar» un acuerdo comercial antes de la entrada en vigor de los gravámenes, aunque los analistas consideran que la amenaza seguirá pesando sobre los volúmenes de comercio y el precio del barril.
A la par, el número de plataformas petrolíferas activas en Estados Unidos—según el recuento semanal de Baker Hughes del 27 de junio de 2025— cayó a 422, el nivel más bajo desde septiembre de 2021. Este descenso podría limitar la oferta estadounidense en caso de un repunte inesperado de la demanda global.
Según Tony Sycamore, de la firma IG, «los operadores vigilarán con atención los datos de inventarios petroleros de la semana», ya que podrían proporcionar indicios sobre el tono real del mercado si se observa una reducción significativa de oferta. Los expertos estiman que, al menos a corto plazo, el petróleo se mantendrá dentro de un rango de 64 a 70 dólares por barril, salvo que haya sorpresas en la evolución de las reservas estratégicas o los anuncios oficiales de los principales países productores.
El tablero energético se complica aún más con la reactivación de las conversaciones nucleares sobre Irán, que de fracasar, reactivarán las sanciones internacionales sobre el régimen persa, lo que tendría un impacto palpable en el flujo global de petróleo y en los precios de referencia. En España, las consecuencias de estas dinámicas globales se traducen en una inquietud en mayor medida para sectores como el transporte, la industria y la generación eléctrica. El panorama, por tanto, sigue marcado por una combinación de factores geopolíticos, comerciales y técnicos que suponen todo un desafío para la estabilidad de los mercados, así como para el futuro de la transición energética española en la segunda mitad de 2025.