El Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) y una coalición de milicias aliadas amenazan la seguridad de los civiles en la provincia de Kivu Sur, en el este del país, donde la situación se ha deteriorado debido al aumento de tensiones étnicas y la falta de gobernanza, denunció este lunes la organización Human Rights Watch (HRW).
«La situación en deterioro en Kivu Sur refleja una peligrosa combinación de fallas de gobernanza, desconfianza entre las fuerzas armadas y los grupos aliados, y crecientes tensiones étnicas», señaló en un comunicado la investigadora sénior de HRW, Clémentine de Montjoye.
«Las atrocidades continuas de todas las partes ponen de relieve la necesidad de que los gobiernos presionen para proteger a los civiles y garantizar un paso seguro a quienes huyen de los combates», agregó.
Según HRW, las milicias conocidas como Wazalendo («patriotas», en suajili), que se presentan como opositoras al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), «han hostigado, amenazado, secuestrado y restringido el acceso a servicios básicos» a miembros de la comunidad banyamulengue -tutsis congoleños asentados en Kivu Sur-, acusándolos de colaborar con el M23.
La ONG denunció que los wazalendo han usado prejuicios étnicos para justificar sus abusos, incluido impedir entierros, negar acceso a agua potable o rodear viviendas con amenazas de muerte.
HRW alertó de que, pese a la creciente preocupación por la falta de control del Ejército sobre estas milicias, continúan recibiendo armas, munición y apoyo financiero de las Fuerzas Armadas de la RDC, «lo que podría convertir a los responsables en cómplices de los crímenes cometidos».
Así, pidió a las autoridades congoleñas que condenen públicamente los ataques y el hostigamiento étnico, investiguen a todos los responsables y pongan fin a su apoyo a los wazalendo.
«Los civiles del este de la RDC están atrapados entre múltiples fuerzas y grupos armados, a menudo sin claridad sobre quién es responsable de su seguridad (...). El Gobierno debe garantizar que sus fuerzas armadas lideren la protección de los civiles, el acceso a bienes básicos y el fin de la discriminación étnica», remarcó De Montjoye.
El conflicto en el este de la RDC se intensificó a finales de enero pasado cuando el M23, respaldado por Ruanda -según la ONU y varios países occidentales-, tomó el control de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, y posteriormente de Bukavu, capital de la vecina Kivu del Sur.
Las perspectivas de una salida negociada al conflicto se reavivaron tras la firma en Washington, el pasado 27 de junio, de un acuerdo de paz a nivel ministerial entre la RDC y Ruanda, seguida el 19 de julio en Doha por una declaración de principios entre el Gobierno congoleño y el M23 para poner fin a la violencia.
Desde 1998, el este de la RDC sufre un conflicto alimentado por la presencia de grupos rebeldes y el Ejército, pese al despliegue de la misión de la ONU en la RDC (Monusco).
Y los anusos de las guerrillas, ¿no los denuncian? Otro negocio.