La incertidumbre en las últimas horas ha propulsado a activos refugio como el oro, cuyos futuros alcanzaron un nuevo récord este mismo martes de 3.840 dólares la onza, y se han revalorizado un 17 % en el trimestre. El oro extendió su rally alcista con jornadas consecutivas de máximos históricos y consolidándose por encima de los 3.800 $.
La incertidumbre en los mercados financieros internacionales sigue siendo el principal responsable de este destacado empuje, que ha propulsado al oro a niveles históricos sin precedentes, y consolidando su posición como activo refugio preferido por inversores en tiempos de volatilidad económica. Los analistas señalan que esta tendencia al alza en el precio del oro se ha visto condicionada por la publicación de los datos de inflación estadounidense, que han reforzado las expectativas de que la Reserva Federal mantendrá un enfoque gradual en sus recortes de tipos durante el resto del año.
Los recientes datos macroeconómicos de Estados Unidos revelaron que el índice de precios de gasto de consumo personal (PCE) general aumentó hasta el 2,7 % interanual en agosto, ligeramente por encima del 2,6 % registrado el mes anterior, mientras que el indicador subyacente se mantuvo estable en el 2,9 %. En términos mensuales, el PCE avanzó un 0,3 % y el subyacente un 0,2 %. Estas cifras confirman, según los expertos financieros, que la inflación continúa bajo control relativo, sin modificar sustancialmente el panorama de la política monetaria estadounidense para los próximos meses, lo que ha contribuido a reforzar el atractivo del oro como valor seguro.
Otro factor determinante en esta escalada ha sido el significativo crecimiento del valor de las reservas de oro del Tesoro estadounidense, que ya superan el billón de dólares a precios actuales de mercado. Sin embargo, resulta llamativo que en los registros oficiales estas reservas continúen valoradas en unos modestos 11.000 millones de dólares, cifra fijada en 1973 y que no refleja la realidad actual. En términos de rentabilidad, el oro acumula en los últimos doce meses una ganancia cercana al 45 %, evidenciando su fortaleza como valor refugio en un contexto económico global incierto.
Factores estructurales que impulsan el rally del oro
El extraordinario comportamiento del oro durante 2025 responde a una combinación de factores estructurales que trascienden la mera especulación. Entre los más relevantes destacan las compras sostenidas por parte de bancos centrales de todo el mundo, que no han mostrado intención de reducir sus posiciones incluso cuando el metal alcanza niveles récord. Esta demanda institucional proporciona un sólido soporte a la cotización y refleja una estrategia global de diversificación de reservas.
Las crecientes preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda estadounidense constituyen otro pilar fundamental en este rally. Con un déficit fiscal que sigue ampliándose, los inversores buscan protección ante potenciales tensiones en los mercados de bonos gubernamentales. A esto se suma la persistencia de presiones inflacionarias subyacentes, que erosionan el valor real de los activos financieros tradicionales y favorecen a los bienes tangibles como el oro.
La política monetaria de la Reserva Federal también juega un papel crucial. La expectativa de que continúen los recortes graduales de tipos de interés durante 2025 ha provocado un debilitamiento progresivo del dólar estadounidense en los mercados internacionales. Esta depreciación beneficia directamente al oro, cuyo precio tiende a moverse en dirección inversa a la fortaleza de la divisa norteamericana. Además, el proceso de desdolarización que están implementando varias economías emergentes, especialmente en Asia y Oriente Medio, ha incrementado la demanda de alternativas al dólar como reserva de valor. En este contexto, el oro emerge como un activo neutral políticamente y libre de riesgo de contraparte, atributos altamente valorados en un entorno geopolítico cada vez más fragmentado.
Tensiones políticas e independencia de la Reserva Federal
Un elemento adicional que alimenta la incertidumbre en los mercados y, por ende, el atractivo del oro, son las recientes fricciones entre la Casa Blanca y la Reserva Federal. Estas tensiones han suscitado dudas sobre la independencia futura de la política monetaria estadounidense, generando un clima de desconfianza que favorece a los activos refugio tradicionales.
La alta demanda especulativa en los mercados de futuros y opciones también está contribuyendo significativamente al impulso del metal. Los fondos de cobertura y otros inversores institucionales han incrementado notablemente sus posiciones largas en oro, aprovechando la tendencia alcista y amplificando los movimientos de precios en periodos de volatilidad. Esta combinación de factores ha creado un entorno excepcionalmente favorable para el metal precioso, cuyo precio podría seguir sorprendiendo al alza si se mantienen las actuales condiciones macroeconómicas y geopolíticas. Sin embargo, los analistas advierten que la velocidad y magnitud de la apreciación reciente podría derivar en correcciones técnicas temporales.
Perspectivas a corto plazo
De cara a las próximas semanas, la atención del mercado se centrará en los inminentes datos sobre el mercado laboral estadounidense, que incluyen las encuestas JOLTS (ofertas de empleo y rotación laboral), el informe ADP sobre empleo privado, los índices ISM de actividad económica y las esperadas nóminas no agrícolas de septiembre. Los expertos subrayan que el actual rally del oro no depende exclusivamente de las expectativas respecto a la política monetaria de la Fed, sino que está respaldado por factores estructurales y geopolíticos de mayor calado y largo recorrido.
El oro ha desempeñado históricamente un papel fundamental como reserva de valor durante periodos de incertidumbre económica. A diferencia de las divisas fiduciarias, no puede ser creado artificialmente por los bancos centrales, lo que lo convierte en una protección natural contra la expansión monetaria y la inflación. Esta característica resulta especialmente relevante en el contexto actual, con balances de bancos centrales considerablemente expandidos tras años de políticas monetarias no convencionales. Además, el metal dorado carece de riesgo de contraparte, a diferencia de los bonos gubernamentales u otros activos financieros que dependen de la solvencia del emisor.
El auge del oro también refleja un cambio estructural en la composición de las reservas internacionales. Economías emergentes como China, Rusia, India y varios países de Oriente Medio han incrementado significativamente sus reservas auríferas en los últimos años como parte de una estrategia deliberada para reducir su exposición al dólar estadounidense. Este proceso de diversificación podría acelerarse en un contexto de crecientes tensiones comerciales y sanciones económicas.
Finalmente cabe destacar que el patrón de compras por parte de instituciones oficiales proporciona un respaldo estructural a la cotización del oro, ya que refleja una demanda estable y de largo plazo que trasciende los ciclos especulativos. Los analistas coinciden en que esta tendencia probablemente se mantendrá en los próximos años, sustentando el rol del metal como activo estratégico en un sistema financiero internacional cada vez más multipolar.