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Finanzas

La debilidad del dólar impacta en los pesos mexicanos y chilenos

Si se prolonga el cierre del Gobierno estadounidense, la aversión al riesgo podría intensificarse, provocando salidas de capital de los mercados emergentes

Un tablero electrónico muestra el símbolo del dólar estadounidense en una casa de cambio en Moscú | Foto: Reuters - Evgenia Novozhenina

| Washington |

El peso mexicano y el peso chileno han experimentado un notable fortalecimiento frente al dólar estadounidense durante las últimas horas, impulsados por una combinación de factores que incluyen la debilidad generalizada del billete verde y datos económicos específicos. Sin embargo, esta aparente bonanza se ve ensombrecida por la incertidumbre generada por el cierre del Gobierno de Estados Unidos, una situación que, de prolongarse, podría desencadenar una intensificación de la aversión al riesgo a nivel global. Este escenario adverso amenaza con provocar salidas de capital de los mercados emergentes, lo que, a su vez, podría revertir las ganancias actuales y lastrar significativamente a ambas divisas latinoamericanas en el corto y medio plazo.

La fragilidad del dólar se ha manifestado tras la publicación de datos económicos clave en Estados Unidos. El informe de la consultora ADP reveló que las empresas privadas estadounidenses recortaron inesperadamente 32.000 puestos de trabajo en septiembre marcando el mayor descenso desde principios de 2023. Este dato, que confirma una tendencia cautelosa en la contratación, ha contribuido a la percepción de una economía estadounidense menos robusta de lo esperado. Paralelamente, el cierre del Gobierno federal comenzó oficialmente el 1 de octubre de 2025, después de que el Congreso no lograra aprobar una ley de financiación. Esta parálisis gubernamental no solo aumenta el riesgo de interrupciones prolongadas de los servicios federales, sino que también ha arrastrado a la baja los activos estadounidenses, debilitando aún más la posición del dólar en los mercados internacionales.

En este contexto de debilidad del dólar, el peso mexicano avanzó con firmeza acercándose a su máximo de dos semanas frente a la divisa estadounidense. Este impulso se vio respaldado, además, por una ligera mejora en los indicadores de confianza empresarial de México. El Índice Global de Opinión Empresarial de Confianza (IGOEC) subió modestamente hasta los 49,4 puntos en septiembre de 2024. Aunque se mantiene por debajo del umbral de 50 puntos, que indica expansión, el repunte sugiere una estabilización provisional en las perspectivas empresariales. Los indicadores de manufactura y construcción mostraron un aumento marginal, mientras que el sector servicios se mantuvo por encima de los 50 puntos por tercer mes consecutivo, lo que denota una resistencia notable en este segmento clave de la economía mexicana.

El cierre del Gobierno de EE. UU. y los mercados emergentes

La parálisis administrativa en Estados Unidos no es un fenómeno aislado; sus repercusiones se extienden mucho más allá de sus fronteras, afectando de manera particular a los mercados emergentes. Si el cierre del Gobierno estadounidense se prolonga, la aversión al riesgo podría intensificarse de forma considerable. Los inversores, ante la incertidumbre sobre la estabilidad económica de la mayor potencia mundial, tienden a retirar sus capitales de activos considerados más volátiles, como las divisas y los bonos de países en desarrollo. Este movimiento de «flight to quality» o huida hacia la calidad, generalmente se traduce en una salida masiva de fondos de los mercados emergentes, buscando refugio en activos más seguros, como el oro o los bonos del Tesoro de otras economías estables. Históricamente, episodios de inestabilidad política o económica en EE. UU. han provocado turbulencias significativas en las economías latinoamericanas, dada su estrecha dependencia comercial y financiera. La incertidumbre en torno a la publicación de datos económicos estadounidenses y la confianza global se convierten en factores críticos que podrían lastrar al peso mexicano y al peso chileno, a pesar de sus recientes ganancias. La falta de datos fiables o su retraso puede generar especulación y volatilidad adicional, complicando la toma de decisiones de los inversores y los bancos centrales.

México: resistencia y vulnerabilidad

A pesar de la fortaleza mostrada por el peso mexicano en el contexto actual, no está exento de riesgos a la baja. La estabilización provisional en la confianza empresarial es una señal positiva, pero la economía mexicana sigue enfrentándose a desafíos. La dependencia de México respecto a la economía estadounidense es un factor crucial; cualquier desaceleración prolongada en su vecino del norte, exacerbada por el cierre gubernamental, podría reducir la demanda de exportaciones mexicanas y afectar las remesas, pilares fundamentales de su economía. Los mercados estarán especialmente atentos a los datos de inversión fija bruta que se publicarán el viernes. Los resultados del mes pasado fueron más débiles de lo esperado, lo que añade una capa de cautela. Una sorpresa al alza en estos datos podría, sin duda, proporcionar un impulso adicional al peso mexicano, señalando una mayor resiliencia de la inversión productiva. Sin embargo, la volatilidad inherente a los mercados emergentes y la sensibilidad a los flujos de capital global hacen que la divisa mexicana sea vulnerable a cambios bruscos en el sentimiento inversor, especialmente si la situación en EE. UU. no se resuelve pronto.

Datos internos y factores externos

El peso chileno también experimentó un fortalecimiento frente al dólar estadounidense el miércoles, beneficiándose de la misma debilidad generalizada del billete verde. No obstante, las ganancias de la divisa chilena se vieron limitadas por una combinación de factores internos y externos que generan preocupación. Los débiles datos de actividad interna son un lastre significativo. El Índice Mensual de Actividad Económica (IMACEC) de Chile subió solo un 0,5 % interanual en agosto de 2025, una cifra muy inferior al 1,8 % registrado en julio y por debajo del 2 % que esperaban los analistas. Aunque los servicios y el comercio aportaron contribuciones positivas, la producción minera se desplomó un 8,6 %, y la producción total de bienes se redujo un 3,4 %. En términos mensuales, la actividad económica se contrajo un 0,7 %, lo que representa un claro revés para el impulso de recuperación de Chile. Estas cifras, sumadas a los débiles datos industriales y manufactureros publicados el martes 1 de octubre podrían ejercer una presión bajista considerable sobre la moneda. A esto se suma la caída de los precios del cobre, principal producto de exportación de Chile, que impacta directamente en los ingresos del país y en la percepción de los inversores sobre su salud económica. La dependencia del cobre hace que la economía chilena sea particularmente sensible a las fluctuaciones de los mercados de materias primas.

Aversión al riesgo en los mercados

La aversión al riesgo es un concepto fundamental en las finanzas que describe la preferencia de los inversores por evitar la incertidumbre y optar por inversiones con menor riesgo, incluso si ello implica una rentabilidad potencial más baja. En el contexto de los mercados financieros, la aversión al riesgo se intensifica cuando hay eventos geopolíticos, crisis económicas o inestabilidad política que generan dudas sobre el futuro. Cuando los inversores perciben un aumento del riesgo global, tienden a vender activos considerados más volátiles o «riesgosos», como las acciones de mercados emergentes, las divisas de economías en desarrollo o las materias primas, para refugiarse en activos «seguros».

Estos activos seguros suelen incluir el dólar estadounidense (a pesar de su debilidad actual, sigue siendo una moneda de reserva global), el yen japonés, el franco suizo, el oro y los bonos del Tesoro de países con alta calificación crediticia. La intensificación de la aversión al riesgo puede provocar una salida masiva de capitales de los mercados emergentes, lo que se traduce en una depreciación de sus monedas, un aumento de los costes de financiación y una desaceleración económica. El cierre del Gobierno de EE. UU., al generar incertidumbre sobre la estabilidad económica de la primera potencia mundial, es un claro catalizador de la aversión al riesgo, afectando directamente a la confianza de los inversores a nivel global.

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