La historia parece no tener fin. Un día más escala el precio de la onza de oro troy, activo refugio por antonomasia, que se coloca este miércoles por primera vez en el umbral de los 4.000 dólares, marcando así nuevos máximos históricos. Este hito marca un nuevo horizonte para el metal precioso, impulsado por una compleja combinación de factores globales. Entre ellos, destaca la persistente incertidumbre relacionada con el cierre de la Administración de Estados Unidos, las potenciales repercusiones de esta coyuntura en los tipos de interés del país norteamericano, y una escalada de la tensión geopolítica a nivel internacional. El ascenso meteórico ha captado la atención de inversores y analistas en los mercados financieros de todo el mundo, consolidando la posición del oro como un valor seguro.
En concreto, la cotización del oro al contado experimentó un notable incremento, llegando a escalar hasta un máximo intradía de 4.037,02 dólares, según los datos más recientes de CNBC, consultados por Europa Press. Esta cifra representa una significativa revalorización del 1,3 % respecto al cierre de la jornada anterior, evidenciando la fuerte presión alcista sobre el metal. El 'rally' del oro en lo que va de este 2025 es verdaderamente impresionante, superando ya el 53 % de incremento. Cabe recordar que esta tendencia alcista se ha intensificado considerablemente desde el 14 de marzo, cuando la onza de oro superó por primera vez la cota de los 3.000 dólares, registrando desde entonces una subida adicional del 34 %.
Este espectacular ascenso del metal dorado no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una confluencia de factores macroeconómicos y geopolíticos. Desde ING Research, expertos en análisis de mercados, han señalado que «el oro ha experimentado un repunte histórico, duplicándose en menos de dos años, impulsado por las compras de los bancos centrales mientras se diversifica más allá del dólar estadounidense, la agresiva política comercial del presidente Donald Trump y los conflictos en Oriente Medio y Ucrania». Esta perspectiva subraya la importancia de la diversificación de reservas por parte de las instituciones financieras globales y la influencia de la inestabilidad política en la demanda de activos seguros.
Factores clave detrás del ascenso del oro
La situación en Estados Unidos, con el cierre de su Administración federal, ha añadido una capa adicional de incertidumbre a los mercados. Ewa Manthey, estratega de materias primas de ING Research, ha destacado que este evento «ha retrasado datos clave de nóminas, lo que ensombrece aún más un panorama económico ya incierto, mientras que el banco central se enfrenta a desafíos para tomar decisiones de política monetaria». La falta de datos económicos fiables dificulta la evaluación de la salud económica del país y, por ende, las decisiones sobre los tipos de interés, lo que suele beneficiar al oro al reducir el coste de oportunidad de mantener un activo que no genera rendimientos.
El incremento sostenido en el precio del oro se sustenta en varios pilares fundamentales que han convergido en los últimos meses. La incertidumbre económica global, exacerbada por la ralentización del crecimiento en algunas de las principales economías y las dudas sobre la efectividad de las políticas monetarias, ha impulsado a los inversores hacia activos considerados seguros. Además, la inflación, aunque controlada en algunas regiones, sigue siendo una preocupación latente, y el oro tradicionalmente actúa como una cobertura eficaz contra la pérdida de poder adquisitivo de las divisas. La demanda física de oro, tanto por parte de joyeros como de inversores minoristas, también ha mostrado resiliencia, contribuyendo a la presión alcista sobre los precios.
Su peso en tiempos de incertidumbre
La reputación del oro como activo refugio se ha reforzado considerablemente en el actual panorama global. Históricamente, en periodos de crisis financieras, inestabilidad política o alta inflación, los inversores tienden a buscar la seguridad que ofrece el metal precioso. Su valor intrínseco y su limitada oferta lo convierten en una reserva de valor fiable, a diferencia de las divisas fiduciarias que pueden verse afectadas por políticas monetarias expansivas o la deuda soberana. La percepción de riesgo en los mercados de renta variable y renta fija, junto con la volatilidad de las criptomonedas, ha redirigido capitales significativos hacia el oro, consolidando su papel protector en las carteras de inversión. Esta búsqueda de seguridad se intensifica ante la menor confianza en los sistemas financieros tradicionales y la necesidad de preservar el capital.
Perspectivas del mercado
De cara al futuro, los analistas del mercado sugieren que el oro podría mantener su trayectoria alcista, al menos a corto y medio plazo. La persistencia de la incertidumbre económica, las tensiones geopolíticas y la posibilidad de que los bancos centrales continúen con sus políticas de flexibilización monetaria o mantengan los tipos de interés en niveles moderados, son factores que seguirán apoyando el precio del metal.
Sin embargo, también existen riesgos, como una estabilización económica más robusta o un endurecimiento inesperado de la política monetaria, que podrían frenar su ascenso. La volatilidad inherente a los mercados de materias primas exige una vigilancia constante por parte de los inversores, quienes deben considerar todos los escenarios posibles antes de tomar decisiones de inversión.
Cabe señalar que la onza de oro troy es la unidad de medida estándar utilizada internacionalmente para pesar metales preciosos como el oro, la plata, el platino y el paladio. Una onza troy equivale aproximadamente a 31,1034768 gramos. Su origen se remonta a la ciudad francesa de Troyes, un importante centro comercial en la Edad Media. A diferencia de la onza avoirdupois, que se usa para la mayoría de los bienes y equivale a unos 28,35 gramos, la onza troy es específica para el comercio de metales preciosos y gemas.
Esta distinción es crucial en los mercados financieros, ya que todas las cotizaciones y transacciones de oro se basan en esta unidad de medida, garantizando una estandarización global y facilitando el comercio internacional del metal. Históricamente, el oro ha demostrado ser una buena reserva de valor a largo plazo, protegiendo contra la inflación y la devaluación de la moneda. Sin embargo, como cualquier inversión, su rendimiento puede variar y está sujeto a las condiciones del mercado global. Muchos expertos recomiendan una asignación moderada de oro en una cartera diversificada para mitigar riesgos y aprovechar sus beneficios como activo refugio.