La noche en Gaza ha sido de celebración. Los vídeos en los medios sociales muestran a niños en la Franja saltando y celebrando el anuncio de un alto el fuego que ponga fin a más de dos años de cruentas hostilidades. Sin embargo, tras algunos días de relativa pausa, las primeras horas de este jueves han venido con más ataques por parte de la fuerza aérea israelí contra la Ciudad de Gaza según confirman fuentes internacionales. Al menos seis gazatíes murieron por fuego israelí tras el anuncio del acuerdo. Pueden tratarse de los últimos coletazos de envergadura de un conflicto cuyos principios de resolución pasan por la firma del acuerdo.
La rúbrica del acuerdo sobre la primera fase del plan propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para Gaza, se espera que tenga lugar a las 12:00 p.m. hora local de Israel (09:00 GMT) de este jueves. Así lo ha confirmado a Reuters una fuente con conocimiento directo de los detalles de la negociación. Se prevé que el alto el fuego entre en vigor sobre el terreno en Gaza inmediatamente después de la firma del documento.
Tanto Israel como Hamás han manifestado su conformidad con este esperado cese de hostilidades y el acuerdo sobre los rehenes, elementos centrales de la primera etapa del plan de Trump, diseñado para poner fin a una guerra que ha causado la muerte de más de 67.000 personas, la inmensa mayoría mujeres y niños inocentes, y ha desestabilizado gravemente Oriente Próximo y el panorama internacional en su conjunto. Esta fase inicial incluye el regreso a casa de todos los secuestrados hebreos, tanto vivos como fallecidos, y la retirada parcial de las tropas de Benjamin Netanyahu de la Franja.
La comunidad internacional ha acogido con optimismo el anuncio de este acuerdo, que representa un rayo de esperanza en una región ampliamente castigada por la violencia. Sin embargo, voces dentro de la resistencia palestina, como la Yihad Islámica Palestina, han ofrecido una perspectiva más matizada. Aseguran que el acuerdo de alto el fuego en Gaza «no es un regalo de nadie», atribuyendo su consecución a la lucha armada de las milicias en el enclave. En un comunicado, la organización afirmó: «El acuerdo de alto el fuego y el intercambio de prisioneros con el enemigo sionista no fueron un regalo de nadie. Si bien no negamos los esfuerzos árabes e internacionales, destacamos los enormes sacrificios realizados por nuestro pueblo palestino y el coraje y la valentía de sus combatientes sobre el terreno». Esta declaración subraya la complejidad de las dinámicas internas y la percepción de la victoria por parte de los grupos armados.
Primera fase
El plan de paz impulsado por el presidente estadounidense, Donald Trump, se articula en varias fases, siendo la que se espera firmar este jueves la primera y más urgente. Su objetivo primordial es la desescalada inmediata del conflicto y la atención a la crisis humanitaria. Esta etapa inicial se centra en dos pilares fundamentales: la liberación de los rehenes que aún permanecen cautivos desde el ataque del 7 de octubre de 2023, y la retirada progresiva de las fuerzas militares israelíes de la Franja de Gaza. La liberación de los secuestrados, que incluye tanto a los que se encuentran con vida como a los restos mortales, es una prioridad absoluta para Israel y un punto clave en las negociaciones.
Paralelamente, la retirada parcial del ejército israelí busca aliviar la presión militar sobre el enclave y facilitar la entrada de ayuda humanitaria, un aspecto crítico dada la devastadora situación en Gaza. Se espera que las fases posteriores del plan aborden cuestiones más complejas, como la reconstrucción de Gaza, la gobernanza del territorio y, eventualmente, el desarme de las milicias armadas, incluyendo a Hamás y la Yihad Islámica Palestina, un punto que figura explícitamente en el documento del acuerdo.
Ecos internacionales y postura de la resistencia palestina
La noticia del inminente acuerdo ha sido recibida con un cauto optimismo por la comunidad internacional. Numerosos países y organizaciones han expresado su apoyo a la iniciativa, considerándola un paso esencial para la estabilidad regional. La Unión Europea, Naciones Unidas y diversas potencias árabes han instado a todas las partes a respetar los términos del acuerdo y a trabajar por una paz duradera. Sin embargo, la reacción de las facciones palestinas ha sido más heterogénea.
El conflicto en la Franja de Gaza ha escalado dramáticamente desde el 7 de octubre de 2023, cuando las milicias gazatíes lanzaron un ataque sin precedentes contra territorio israelí, resultando en la muerte de casi 1.200 personas y el secuestro de 251 rehenes. Este evento desencadenó una respuesta militar masiva por parte de Israel, que ha mantenido a Gaza bajo un intenso asedio y bombardeo durante más de dos años.
Las hostilidades han provocado una crisis humanitaria sin precedentes, con la destrucción de infraestructuras vitales, el desplazamiento masivo de la población y una escasez crítica de alimentos, agua y medicinas. La cifra de más de 67.000 fallecidos, en su mayoría civiles, es un testimonio desgarrador del impacto devastador de esta guerra. La presión internacional para un alto el fuego ha sido constante, impulsada por la preocupación por la vida de los civiles y la estabilidad de la región. Este acuerdo, aunque inicial, representa un intento de frenar la espiral de violencia y ofrecer un respiro a una población exhausta. La urgencia de una solución duradera es palpable, y este pacto se presenta como un primer paso, aunque frágil, hacia ese objetivo.
Hay que tener en cuenta, finalmente, que la Franja de Gaza es un territorio costero densamente poblado, con aproximadamente 2,3 millones de habitantes, que ha estado bajo un bloqueo israelí y egipcio desde 2007. Este bloqueo, junto con los recurrentes conflictos armados, ha provocado una severa crisis humanitaria y económica, dejando a gran parte de su población dependiente de la ayuda exterior. La infraestructura básica, incluyendo hospitales, escuelas y redes de saneamiento, ha sido gravemente dañada o destruida en múltiples ocasiones.
La vida diaria en Gaza se caracteriza por la escasez de recursos, las restricciones de movimiento y la incertidumbre constante. El reciente conflicto, que se ha prolongado por más de dos años, ha exacerbado aún más esta situación, llevando a la Franja al borde del colapso. La reconstrucción de Gaza y la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes son desafíos monumentales que requerirán un compromiso sostenido de la comunidad internacional y una solución política duradera que aborde las causas profundas del conflicto. La estabilidad a largo plazo de la región depende en gran medida de la capacidad para transformar este enclave asediado en un lugar donde sus residentes puedan vivir con dignidad y seguridad.
veinatEl picajoso del corral 🕳️🦼