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Venezuela

Maduro recuerda los «golpes de Estado» de la CIA y Trump bromea con los ataques en el Caribe: «Ya nadie quiere hacer nada cerca del agua»

Caracas busca responsabilizar penalmente a EEUU por sus operaciones marítimas

Donald Trump, en su acto recaudatorio en la Casa Blanca | Foto: Reuters - Jonathan Ernst

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Nuevo capítulo en el incremento de la tensión diplomática entre Venezuela y Estados Unidos, con declaraciones cruzadas entre sus respectivos presidentes. Mientras el mandatario estadounidense, Donald Trump, hace comentarios jocosos sobre los recientes ataques a embarcaciones en el Caribe, vinculados al narcotráfico, su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, condenaba enérgicamente las supuestas operaciones encubiertas de la CIA en su país. Esta situación ha llevado a Caracas a anunciar su intención de buscar responsabilidades penales contra Washington por lo que considera amenazas y agresiones, reavivando el debate sobre la injerencia extranjera en la región.

Este pasado miércoles, Donald Trump fue el anfitrión de una cena exclusiva en la Casa Blanca, reuniendo a decenas de empresarios y donantes adinerados. El evento, celebrado en el majestuoso Salón Este, tenía como objetivo principal recaudar fondos para la construcción de un nuevo salón de baile, cuyo coste se estima en 200 millones de dólares. Trump, visiblemente satisfecho, declaró haber obtenido «enormes cantidades de dinero» y agradeció a los asistentes su generosidad, afirmando que «estamos aquí para celebrarlos, por su generosidad». Añadió con su característico estilo que el proyecto del salón de baile «nunca se hizo porque no tenían un agente inmobiliario», en clara alusión a su propia trayectoria empresarial.

Durante su discurso, que combinó anécdotas personales, promesas políticas y un toque de su particular humor, el presidente Trump no dudó en abordar temas sensibles. Entre risas, hizo referencia a las recientes operaciones contra embarcaciones en el Caribe sur, próximas a las costas venezolanas, que su administración vincula directamente con el narcotráfico. «Ya nadie quiere hacer nada cerca del agua», comentó, provocando la hilaridad entre los presentes. Continuó con un tono desenfadado: «Puede que tengan un barco precioso, pero mejor se deshacen de él porque están muy nerviosos». Las palabras, aunque pronunciadas en un contexto distendido, subrayan la firmeza de la política estadounidense en la región y su determinación en la lucha contra el tráfico de drogas, un asunto de seguridad nacional para Washington, que aumenta de este modo su presión a todos los niveles contra el régimen chavista.

Precisamente en las últimas horas, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha reaccionado con vehemencia a las declaraciones de su homólogo estadounidense. Desde Caracas, Maduro rechazó categóricamente la supuesta autorización a la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) para llevar a cabo operaciones encubiertas en territorio venezolano. El líder bolivariano no solo condenó estas acciones, sino que también hizo un repaso histórico de la intervención de la CIA en América del Sur, recordando los miles de desaparecidos y las consecuencias devastadoras de los «golpes de Estado» orquestados por el organismo en el continente. Su discurso se centró en la defensa de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

Maduro fue explícito al trazar paralelismos con conflictos pasados y presentes. «No al cambio de régimen que nos recuerda tanto a las fallidas guerras eternas de Afganistán, Irak, Libia y pare usted de contar», sentenció, equiparando la situación actual con intervenciones militares que, a su juicio, han desestabilizado regiones enteras. El presidente venezolano evocó el doloroso recuerdo de los 30.000 desaparecidos por la CIA en los golpes de Estado contra Argentina, así como el golpe de Estado del general chileno Augusto Pinochet en 1973, que resultó en «los 5.000 jóvenes asesinados y desaparecidos».

Estas referencias históricas parecen intentar contextualizar la preocupación venezolana y alertar sobre los peligros de una posible injerencia externa. En un acto del Consejo Nacional por la Soberanía y la Paz, Maduro lanzó una pregunta retórica cargada de indignación: «¿hasta cuándo los golpes de Estado de la CIA?». Su respuesta fue contundente: «América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia». El mandatario venezolano enfatizó la importancia de la paz y la autodeterminación, declarando que «la paz se gana, no tengo ninguna duda. La paz se preserva». Instó a la opinión pública estadounidense a conocer la verdad de Venezuela, pidiendo que se transmita «la verdad de paz y la fuerza y la voluntad de paz de Venezuela» con razones, ejemplos y testimonios, y la rectitud de su conducta. Su mensaje final fue un claro llamamiento a la no beligerancia: «Decirle al pueblo de Estados Unidos, no a la guerra, No queremos una guerra en el Caribe ni en Sudamérica».

La respuesta de Venezuela no se limitará a las declaraciones políticas. En el mismo acto en Caracas, el presidente del Parlamento venezolano, Jorge Rodríguez, anunció una medida de gran calado: las autoridades del país caribeño buscarán que se atribuyan «responsabilidades de carácter penal» al Gobierno estadounidense. Esta acción legal se fundamenta en lo que Caracas considera «amenazas y agresiones» contra la nación sudamericana. La iniciativa representa un paso más en la escalada de tensión entre ambos países, llevando el conflicto del ámbito diplomático al judicial, con la intención de sentar un precedente internacional sobre la injerencia en asuntos internos de estados soberanos.

Las operaciones marítimas en el Caribe a las que se refirió Donald Trump se enmarcan en la estrategia de Estados Unidos para combatir el narcotráfico en la región. Washington considera el Caribe y las rutas marítimas cercanas a Venezuela como puntos clave para el tránsito de drogas hacia Norteamérica y Europa. Por ello, ha intensificado su presencia militar y sus operaciones de interdicción en estas aguas, con el objetivo de desmantelar las redes de tráfico de estupefacientes. Estas acciones, a menudo, implican la interceptación de embarcaciones sospechosas y la incautación de cargamentos ilícitos, lo que ha generado fricciones con países de la zona, especialmente con Venezuela.

En este contexto, las autoridades estadounidenses han señalado en repetidas ocasiones la existencia de una presunta organización criminal conocida como el «Cartel del Sol», a la que vinculan con altos funcionarios del gobierno venezolano. Según las acusaciones de Washington, este cartel estaría implicado en el tráfico de drogas a gran escala, utilizando la infraestructura estatal para facilitar sus operaciones. Venezuela, por su parte, ha negado rotundamente estas acusaciones, calificándolas de campaña de desprestigio y pretexto para la injerencia. La mención de Trump a los ataques en el Caribe, aunque jocosa, refuerza la narrativa estadounidense sobre la necesidad de estas operaciones y la supuesta implicación de actores venezolanos en el narcotráfico, un punto de fricción constante en las relaciones bilaterales.

1 comentario

MenteAbierta MenteAbierta | Hace 2 meses

Algun dia caera el imperio AUTOIMPUESTO de EEUU y su emperador actual, Trump. NINGUN imperio ha perdurado a lo largo de la historia, y este no sera la excepcion… 🙌🏻

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