La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha vuelto este jueves a mover ficha en su política monetaria, decidiendo una nueva rebaja de 25 puntos básicos en los tipos de interés. Esta medida sitúa el rango objetivo entre el 3,75 % y el 4 %, marcando un hito significativo en la estrategia del banco central estadounidense. Esta decisión, tomada por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), se produce tras un recorte idéntico y sucede a un periodo de cinco meses consecutivos, desde enero de 2025, en los que el precio del dinero se mantuvo congelado. La reacción de los mercados no se hizo esperar, y el oro, tradicionalmente considerado un activo refugio, experimentó un notable repunte, impulsado por la debilidad del dólar y la persistente incertidumbre económica que planea sobre el panorama global.
La justificación de la Fed para esta serie de recortes, que se iniciaron en septiembre y de los cuales este es el segundo, se basa en una evaluación detallada de los indicadores económicos. Según el comunicado oficial, «los indicadores disponibles sugieren que la actividad económica se ha expandido a un ritmo moderado». Además, se ha observado que «el crecimiento del empleo se ha ralentizado en 2025 y la tasa de desempleo ha aumentado ligeramente, aunque se ha mantenido baja hasta agosto de 2025». Estos datos, que concuerdan con las evoluciones más recientes, pintan un panorama de enfriamiento económico. Sin embargo, la inflación sigue siendo una preocupación, ya que «ha repuntado desde principios de 2025 y se mantiene algo elevada». Esta dualidad entre desaceleración y presiones inflacionarias es un desafío constante para el banco central.
En este contexto de ajustes monetarios y tensiones geopolíticas, el precio del oro se disparó. Este jueves, 30 de octubre, el metal dorado subía un 2 %, beneficiándose directamente de la debilidad del dólar estadounidense, que suele depreciarse cuando los tipos de interés bajan. La incertidumbre de los inversores sobre el resultado de las negociaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo, Estados Unidos y China, también contribuyó a esta escalada. El oro al contado alcanzó los 4.004,75 dólares por onza, con un incremento del 1,9 % a las 09:18 GMT. Por su parte, los futuros del oro estadounidense para entrega en diciembre de 2025 cedían ligeramente un 0,4 %, situándose en 4.018,30 dólares la onza. Lukman Otunuga, analista senior de investigación de FXTM, señaló que «el oro parece estar presionando al alza mientras los inversores digieren el resultado de la reunión Trump-Xi y la decisión de la Fed de recortar las tasas de interés por segunda vez». Este comportamiento reafirma el papel del oro como refugio seguro en momentos de turbulencia. La demanda de oro se dispara cuando la confianza en los mercados tradicionales flaquea, como ha ocurrido tras la reciente decisión de la Fed y las tensiones comerciales. Además, la debilidad del dólar, que a menudo acompaña a las rebajas de tipos, hace que el oro, que se cotiza en dólares, sea más barato para los compradores que utilizan otras divisas, impulsando aún más su atractivo.
La guerra comercial
La prolongada guerra comercial entre Estados Unidos y China ha sido una fuente constante de volatilidad en los mercados globales durante los últimos tiempos. Las imposiciones mutuas de aranceles han afectado a las cadenas de suministro, la inversión y el crecimiento económico mundial. En este contexto, cualquier avance o retroceso en las negociaciones tiene un impacto significativo en el sentimiento de los inversores. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un acuerdo para reducir los aranceles a China. A cambio, Pekín se comprometía a reanudar las compras de soja estadounidense, mantener el flujo de las exportaciones de tierras raras y tomar medidas enérgicas contra el comercio ilícito de fentanilo. Estas declaraciones se produjeron tras una reunión cara a cara con el presidente chino Xi Jinping en Busan, Corea del Sur, como parte de un viaje relámpago por Asia donde Trump también promocionó avances comerciales con Corea del Sur, Japón y países del Sudeste Asiático. La incertidumbre sobre la implementación y el alcance de estos acuerdos sigue siendo un motor para la búsqueda de activos seguros como el oro.
El repunte del oro no ha sido un fenómeno aislado en el mercado de metales preciosos. Otros metales también experimentaron subidas significativas, reflejando la tendencia general de los inversores a buscar activos tangibles en tiempos de incertidumbre. La plata al contado, por ejemplo, subía un 1,4 %, alcanzando los 48,22 dólares la onza. El platino, por su parte, ganó un 2 %, situándose en 1.616,20 dólares, mientras que el paladio sumó un impresionante 2,9 %, llegando a los 1.441,24 dólares. Estos metales, aunque a menudo siguen la estela del oro como activos de inversión, también tienen importantes usos industriales. La plata se utiliza en electrónica y energía solar; el platino y el paladio son cruciales en los catalizadores de automóviles y en la industria química. Su valor se ve influenciado tanto por la demanda de inversión como por las perspectivas de crecimiento industrial, lo que los convierte en barómetros adicionales de la salud económica global.