El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha manifestado en las últimas horas su disposición a convocar elecciones presidenciales en Ucrania, a pesar de la persistente situación de conflicto que se aproxima ya a su cuarto año. La declaración surge en respuesta a las recientes críticas de figuras internacionales como el presidente Donald Trump, que cuestionan la ausencia de comicios en el país europeo. Zelenski ha subrayado que la celebración de estas votaciones dependería de la garantía de seguridad y de una reforma legislativa que permita su desarrollo bajo la actual ley marcial, desmintiendo así las acusaciones de que se aferra al poder.
Desde Kiev, el mandatario ha querido zanjar las insinuaciones sobre su permanencia en el cargo. «He oído insinuaciones de que nos aferramos al poder o de que yo personalmente me aferro a la Presidencia, y que por eso la guerra no termina. Para ser sincero, esto es una narrativa completamente falsa», ha declarado Zelenski, según recogió la agencia Ukrinform durante su visita a Italia. En este contexto, ha hecho un llamamiento explícito a Estados Unidos y a los socios europeos para que brinden el apoyo necesario en materia de seguridad, condición indispensable para poder celebrar los comicios en un plazo estimado de «60 o 90 días». El presidente ha insistido: «Personalmente, tengo la voluntad y la disposición para ello», instando al Parlamento ucraniano a impulsar las modificaciones legislativas pertinentes para adaptar la normativa electoral a las circunstancias de la ley marcial.
Estas declaraciones de Zelenski se producen tras las contundentes afirmaciones de Donald Trump, quien en una entrevista concedida a 'Politico' expresó su preocupación por la prolongada ausencia de elecciones en Ucrania. El presidente estadounidense señaló que «hace mucho» que no se celebran comicios en el país, aludiendo a los reiterados aplazamientos desde la invasión rusa iniciada en febrero de 2022. «Creo que es el momento», afirmó Trump, añadiendo que «están usando la guerra para no celebrar elecciones, pero creo que los ucranianos deberían tener esta opción. Quizá Zelenski ganaría. No sé quién ganaría, pero hace mucho que no celebran elecciones». Con una crítica directa a Kiev, el exmandatario sentenció: «Hablan sobre una democracia, pero llega un punto en el que ya no es una democracia». Estas palabras han reavivado el debate sobre la legitimidad democrática del gobierno ucraniano en tiempos de guerra.
Críticas de Trump y el debate de fondo
La intervención de Donald Trump, que sugiere una posible instrumentalización del conflicto para evitar elecciones, resuenan con narrativas que buscan socavar la imagen democrática de Ucrania. La crítica de Trump, aunque no es la primera vez que se plantea la cuestión de la democracia en Ucrania, adquiere una relevancia particular dada su influencia en la política estadounidense y su actual residencia en la Casa Blanca. Para algunas fuentes este tipo de declaraciones pueden generar dudas entre la opinión pública de los países aliados, afectando potencialmente la cohesión del frente de apoyo a Ucrania. La presión para celebrar elecciones, incluso en un contexto bélico, se convierte así en un elemento más en la compleja geopolítica del conflicto.
Las reprimendas públicas sobre la ausencia de elecciones en Ucrania no son, en absoluto, una novedad. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha utilizado esta argumentación en numerosas ocasiones para cuestionar la legitimidad del actual gobierno en Kiev. Según la narrativa del Kremlin, el mandato constitucional de Zelenski ya debería haber concluido, y la postergación de los comicios es una prueba de la supuesta ilegitimidad. En este sentido, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, rechazó este mismo miércoles la propuesta de «tregua energética» de Zelenski, reiterando la exigencia de Moscú de que se celebren elecciones presidenciales en Ucrania. «Nosotros trabajamos por la paz, no por una tregua», declaró Peskov en su rueda de prensa telefónica diaria, subrayando que la «absoluta prioridad» para Moscú es garantizar «una paz duradera» mediante la firma de «los documentos correspondientes». Rusia se ha negado sistemáticamente a declarar un alto el fuego, argumentando que tal medida solo serviría para dar un respiro al ejército ucraniano, permitiéndole rearmarse y reforzar sus posiciones. Respecto a las declaraciones de Trump sobre las elecciones, Peskov admitió que Moscú «aún no ha tenido tiempo de discutir» el asunto con Washington, pero añadió: «La declaración es muy nueva (...) Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos al respecto».
Desafíos: marco legal y seguridad
La celebración de elecciones en un país bajo ley marcial presenta claros desafíos logísticos y de seguridad, un hecho prácticamente sin precedentes en la escena internacional. La Constitución ucraniana prohíbe explícitamente la celebración de comicios durante este estado de excepción, lo que requiere una modificación legislativa sustancial para hacerlos posibles. Zelenski ha insistido en que cualquier proceso electoral debe garantizar la seguridad de los votantes, los candidatos y el personal electoral, una tarea hercúlea en un país donde los ataques con misiles y drones son una constante. La infraestructura electoral, desde los colegios hasta el transporte de material, sería un objetivo potencial. Además, la participación de los millones de ucranianos desplazados internamente y de los que se encuentran refugiados en el extranjero plantea complicaciones adicionales en el censo y la votación. La financiación de unas elecciones en estas circunstancias también sería un factor crítico, requiriendo un apoyo económico significativo de la comunidad internacional. La petición de Zelenski a Estados Unidos y Europa para que apoyen la seguridad de los comicios no es menor; implica un compromiso logístico y financiero considerable que va más allá del mero respaldo político.
La decisión de celebrar elecciones en Ucrania en medio de la guerra comportaría profundas implicaciones tanto a nivel interno como internacional, en un momento en el cual la popularidad de Zelenski muestra signos de agotamiento en ambas esferas. La tarea de plantar las urnas en Ucrania remite directamente a Estados Unidos y la Unión Europea, a quienes Zelenski ha apelado, y de hecho tendrían un papel crucial en la provisión de seguridad, asistencia técnica y financiación. Esto incluiría desde la observación electoral para garantizar la transparencia hasta el despliegue de medidas de protección para los centros de votación. La experiencia de otros países que han intentado celebrar elecciones en zonas de conflicto, como Afganistán o Irak, subraya la enorme complejidad y los riesgos asociados. La comunidad internacional deberá sopesar cuidadosamente los beneficios de reafirmar la democracia ucraniana frente a los peligros de un proceso electoral potencialmente fallido o manipulado por los distintos actores en liza.
Acabara en España.. todo acaba en España..