La segunda Revisión del Progreso del Foro Mundial sobre los Refugiados, que concluyó esta semana tras tres días de intensa colaboración, ha culminado con más de treinta nuevos compromisos. Estos acuerdos están diseñados para mejorar sustancialmente la vida de las personas refugiadas y fortalecer el apoyo a las comunidades que generosamente las acogen. Este encuentro de alto nivel reafirmó la solidaridad internacional y el compromiso global con la protección de quienes se ven obligados a huir de sus hogares, un pilar fundamental de la misión de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Los nuevos compromisos, anunciados durante la reunión, abarcan áreas cruciales para la autonomía y la dignidad de los refugiados. Entre ellas, destacan el acceso al empleo y la educación, así como la implementación de soluciones duraderas. Estas soluciones incluyen el fomento del retorno voluntario a sus países de origen, siempre que las condiciones lo permitan, y la creación de vías seguras hacia terceros países para aquellos que no pueden regresar. Con estas adiciones, el número total de compromisos y promesas desde el primer Foro Mundial sobre los Refugiados asciende a casi 3.500, distribuidos en 47 áreas temáticas y regionales, con la participación activa de más de 1.300 actores, incluyendo numerosos Estados miembros y organizaciones internacionales.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, subrayó la trascendencia de este evento en sus declaraciones. «Este es el foro sobre refugiados más importante del mundo. Aquí escuché alto y claro el compromiso con la protección internacional de las personas refugiadas y el derecho a solicitar asilo. Estos principios siguen siendo los mismos, aunque las herramientas para gestionarlos estén evolucionando», afirmó Grandi, en un contexto cada vez más complicado para la cooperación internacional. No obstante, el Alto Comisionado no ocultó las dificultades inherentes a la actual situación: «Ha sido un año muy difícil desde el punto de vista financiero, y hemos sufrido un golpe, pero no nos debilitaremos en cuanto a la defensa de la prestación, la justicia y los derechos». Esta declaración resalta la resiliencia de ACNUR ante adversidades económicas significativas durante este periodo marcado por crecientes necesidades humanitarias y la retirada de las partidas financieras por parte de uno de sus principales aportadores hasta la fecha: Estados Unidos.
Un pilar de la cooperación internacional
A pesar de las corrientes que emanan con epicentro en Washington, el Foro Mundial sobre los Refugiados (FMR) se erige como la mayor reunión internacional del mundo dedicada exclusivamente a las personas refugiadas. Este evento cuatrienal representa una oportunidad sin parangón para que los Estados, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado se reúnan y refuercen la cooperación internacional. Su objetivo primordial es abordar los complejos desafíos que enfrentan tanto los refugiados como las comunidades que los acogen. La primera edición del FMR tuvo lugar en diciembre de 2019, marcando un hito en la búsqueda de soluciones más equitativas y sostenibles para la crisis global de desplazamiento. El foro no solo busca movilizar recursos financieros y materiales, sino también compartir buenas prácticas y fomentar la innovación en la respuesta humanitaria y de desarrollo.
La Revisión del Progreso, como la que acaba de concluir a finales de 2025, es un mecanismo que permite evaluar el avance de los compromisos asumidos en ediciones anteriores y para generar nuevas promesas de apoyo. Una herramienta vital para mantener la rendición de cuentas y asegurar que las palabras se traduzcan en acciones concretas y medibles sobre el terreno. En un contexto global donde el número de personas desplazadas forzosamente ha alcanzado cifras récord, superando los 120 millones a principios de este 2025, la relevancia de este foro es innegable. La solidaridad global es más necesaria que nunca para afrontar las complejidades de las crisis humanitarias actuales, que a menudo se ven exacerbadas por conflictos prolongados, la inestabilidad económica y los efectos del cambio climático.
Desafíos financieros y la resiliencia de ACNUR
Las palabras de Filippo Grandi sobre el «año muy difícil desde el punto de vista financiero» reflejan una realidad preocupante que afecta a la mayoría de las organizaciones humanitarias. El año estuvo marcado por una creciente brecha entre las necesidades humanitarias a nivel mundial y los fondos disponibles para cubrirlas. Conflictos prolongados en regiones como Ucrania, Sudán o Gaza, nuevas emergencias y crisis climáticas han disparado las demandas de ayuda vital, mientras que la financiación no ha crecido al mismo ritmo, y de hecho se ha contraído. Esta situación obliga a ACNUR y a sus socios a tomar decisiones difíciles, eliminando puestos de trabajo y priorizando las intervenciones más críticas para dotar de la máxima eficiencia a cada euro invertido.
A pesar de estas limitaciones presupuestarias, ACNUR reitera su compromiso inquebrantable con su mandato de protección y asistencia. La agencia se esfuerza por mantener la prestación de servicios esenciales, la defensa de la justicia y la protección de los derechos de los refugiados en todo el mundo. Esto implica una gestión eficiente de los recursos existentes, una búsqueda constante de nuevas fuentes de financiación a través de donantes gubernamentales, fundaciones y el sector privado, así como la promoción de alianzas estratégicas con gobiernos, la sociedad civil y otras agencias de la ONU. La capacidad de adaptación, la innovación y la determinación son clave en este escenario de recursos limitados y necesidades crecientes.
Acceso a la educación y el empleo: Pilares de integración
Los compromisos relacionados con el acceso al empleo y la educación son fundamentales para la autonomía, la dignidad y la integración a largo plazo de las personas refugiadas. La educación no solo proporciona conocimientos y habilidades esenciales, sino que también ofrece un sentido de normalidad, estabilidad y esperanza para el futuro, especialmente para los niños y jóvenes que han visto sus vidas interrumpidas por el desplazamiento. Facilitar el acceso al mercado laboral permite a los refugiados contribuir activamente a las economías de los países de acogida, reducir su dependencia de la ayuda humanitaria y reconstruir sus vidas con independencia y propósito, transformándose de receptores de ayuda a contribuyentes.
Estas iniciativas incluyen una amplia gama de programas, desde la formación profesional y el reconocimiento de cualificaciones hasta el apoyo al emprendimiento y la eliminación de barreras legales y administrativas que a menudo impiden a los refugiados trabajar formalmente. La inversión en estas áreas no solo beneficia a los individuos, al empoderarlos y ofrecerles un camino hacia la autosuficiencia, sino que también enriquece a las comunidades que los acogen. Al fomentar la cohesión social y el desarrollo económico mutuo, se crea una situación de doble beneficio que promueve una integración efectiva y sostenible, desmitificando la percepción de los refugiados como una carga.
Soluciones duraderas
Las soluciones duraderas representan el objetivo final de la protección de los refugiados, buscando poner fin a su situación de desplazamiento forzado. El retorno voluntario a sus hogares, cuando las condiciones de seguridad, dignidad y sostenibilidad lo permiten, es la opción preferida por la mayoría de los refugiados. Sin embargo, cuando esto no es posible debido a conflictos persistentes o persecución, la integración local en el país de acogida o el reasentamiento en un tercer país ofrecen alternativas vitales. Los nuevos compromisos buscan fortalecer estos caminos, asegurando que sean seguros, dignos y sostenibles para todos los involucrados. La coordinación internacional es crucial para el éxito de estas complejas operaciones, que requieren la colaboración de múltiples actores.
El reasentamiento, en particular, es una herramienta de protección fundamental para los refugiados más vulnerables y una manifestación tangible de la responsabilidad compartida a nivel global. Aunque el número de plazas de reasentamiento es limitado en comparación con la magnitud de la crisis de desplazamiento, su importancia radica en ofrecer una salida segura y legal a quienes más lo necesitan, aliviando la presión sobre los países de primera acogida y demostrando la solidaridad global. Este mecanismo no solo salva vidas, sino que también ofrece una oportunidad de reconstruir un futuro en un entorno seguro y estable, contribuyendo a la estabilidad regional.
ACNUR, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, es una agencia de la ONU creada en 1950. Su mandato original era proteger y apoyar a los millones de europeos desplazados por la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, su labor se ha expandido globalmente para proteger a las personas que se ven obligadas a huir de sus hogares debido a conflictos, persecuciones, violaciones de derechos humanos o desastres naturales. La agencia trabaja incansablemente para garantizar que todos puedan ejercer el derecho a buscar asilo y encontrar un refugio seguro en otro Estado, un derecho fundamental reconocido por el derecho internacional. La misión de ACNUR es multifacética. Su trabajo es fundamental para la protección de millones de personas vulnerables en todo el mundo, coordinando esfuerzos con gobiernos, organizaciones no gubernamentales y otras agencias de la ONU para ofrecer ayuda vital, defender sus derechos y abogar por políticas que garanticen su seguridad y bienestar. ACNUR es un actor clave en la respuesta global a las crisis de desplazamiento.
¿Cómo impactan los compromisos del Foro Mundial en la vida de los refugiados?
Los compromisos asumidos en el Foro Mundial sobre los Refugiados tienen un impacto directo y tangible en la vida de millones de personas que han sido desarraigadas de sus hogares. Además, la promoción de vías seguras y legales para el reasentamiento o la integración local reduce drásticamente la dependencia de rutas peligrosas y la exposición a la explotación por parte de traficantes de personas. En esencia, cada uno de los casi 3.500 compromisos representa una promesa de esperanza y una oportunidad concreta para que los refugiados reconstruyan sus vidas con seguridad, respeto y la posibilidad de un futuro mejor. Estos acuerdos son la base para una respuesta más humana y efectiva a la crisis global de refugiados.
Tras la conclusión de la segunda Revisión del Progreso del Foro Mundial sobre los Refugiados a finales de 2024, el enfoque se traslada ahora a la implementación efectiva de los nuevos compromisos y al seguimiento riguroso de los ya existentes. ACNUR y sus socios trabajarán estrechamente con los Estados y otras partes interesadas para asegurar que las promesas se traduzcan en acciones concretas y medibles sobre el terreno. Esto implicará la movilización de recursos adicionales, la coordinación de programas a gran escala y la evaluación continua del impacto de estas iniciativas en la vida de los refugiados y las comunidades de acogida. El camino hacia el próximo Foro Mundial sobre los Refugiados, previsto para 2027, estará marcado por estos esfuerzos de implementación y por la necesidad de mantener el impulso generado en esta revisión. La comunidad internacional tiene la responsabilidad colectiva de demostrar que la solidaridad no es solo una palabra, sino un principio rector en la respuesta global a las crisis de desplazamiento.