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Finanzas

Cómo palpita el mercado del oro y los metales preciosos en el 'rush' final de 2025

El metal dorado atraviesa una de las fases más sólidas de las últimas décadas al culminar una apreciación anual superior al 30 %

Lingotes de oro del Reino Unido y monedas de oro Sovereign se exhiben en Baird & Co en Hatton Garden en Londres | Foto: Reuters - Hiba Kola

| Madrid |

El complejo de los metales preciosos cierra este 2025 con un tono claramente alcista, reflejando un entorno macroeconómico que ha favorecido de manera significativa a los activos reales. El oro, en particular, se mantiene firme alrededor de los 4.300 dólares estadounidenses por onza, mientras que la plata opera cerca de los 66 dólares estadounidenses por onza. Durante las últimas jornadas de este año, los rangos intradía aproximados para el oro han oscilado entre los 4.318 y los 4.344 dólares estadounidenses, y para la plata, entre los 65,9 y los 66,5 dólares estadounidenses. Este comportamiento robusto responde a una combinación de factores: las expectativas de una política monetaria global más flexible, un debilitamiento progresivo del dólar estadounidense y una renovada búsqueda de cobertura por parte de los inversores ante la persistente incertidumbre económica a nivel mundial.

El mercado del oro atraviesa, sin duda, una de las fases más sólidas de las últimas décadas. Durante este 2025, ha registrado una apreciación anual superior al 30 %, lo que representa el avance más fuerte desde finales de la década de 1970. Este desempeño excepcional ha sido impulsado por un entorno macroeconómico complejo, marcado por una elevada incertidumbre geopolítica, desequilibrios fiscales persistentes en muchas economías y una creciente desconfianza hacia las monedas fiduciarias. Todos estos elementos han reforzado el papel tradicional del oro como una reserva de valor a largo plazo. Uno de los principales motores de este repunte del metal ha sido el cambio en las expectativas sobre la política monetaria de los bancos centrales, lo que ha presionado a la baja las tasas de interés reales y, consecuentemente, ha debilitado la cotización del dólar estadounidense frente a otras divisas.

Las perspectivas para los próximos trimestres apuntan a que el oro podría extender su tendencia alcista si se mantiene un entorno de tasas reales bajas y de crecimiento económico moderado. Algunos escenarios de mercado, analizados por expertos del sector, contemplan que los niveles del metal dorado podrían situarse en un rango de 4.200 a 4.600 dólares estadounidenses por onza hacia el próximo 2026. Estas proyecciones se apoyan en déficits fiscales elevados, una mayor liquidez en los mercados financieros y una demanda estructural sólida, tanto por parte del sector oficial (bancos centrales) como del sector financiero privado. En definitiva, el oro cuenta actualmente con fundamentos sólidos que respaldan precios elevados a medio plazo. En un contexto de mayor incertidumbre y ajustes estructurales en la economía global, el metal precioso se consolida como un componente clave para preservar el valor y diversificar los portafolios de inversión.

El oro ha demostrado una vez más su resiliencia y su papel fundamental como activo refugio, especialmente en periodos de turbulencias económicas y geopolíticas. La demanda de oro por parte de los bancos centrales ha sido un factor crucial en este 2025, con muchas naciones buscando diversificar sus reservas y protegerse contra la inflación y la devaluación de sus monedas. Esta tendencia no es nueva, pero se ha intensificado en los últimos años, reflejando una preocupación global por la estabilidad financiera. Además, la percepción del oro como un seguro contra la inflación ha ganado terreno. La escasez inherente del oro y su aceptación universal como medio de intercambio y reserva de valor lo convierten en una opción atractiva cuando los mercados tradicionales muestran volatilidad.

Plata: El metal híbrido que deslumbra en 2025

La plata ha sido, sin lugar a dudas, uno de los metales más destacados de este 2025 debido a su naturaleza híbrida. Combina las características de un activo refugio, similar al oro, con un fuerte componente de demanda industrial. Durante este año, su desempeño ha sido impulsado por una demanda estructural vinculada a sectores de alto crecimiento como la tecnología y la transición energética. La plata es un componente esencial en la fabricación de paneles solares, vehículos eléctricos, electrónica de consumo y diversas aplicaciones médicas. Como resultado de esta confluencia de factores, la plata acumula un avance cercano al 128 % en este 2025, consolidándose recientemente alrededor de los 65,94 dólares estadounidenses por onza, tras haber marcado picos en torno a los 66,52 dólares estadounidenses. Un elemento clave de fondo que sustenta estos precios es un déficit estructural en el mercado de la plata, donde la demanda supera consistentemente a la oferta disponible, lo que ejerce una presión alcista sobre su cotización.

Platino y paladio: dinámicas diferentes en industria

El platino ha ganado un protagonismo considerable en los últimos meses de este 2025. Cotiza alrededor de los 1.920 a 1.922 dólares estadounidenses por onza, alcanzando máximos de varios años. Este ascenso se apoya en las expectativas de una demanda industrial y automotriz más estables, así como por una oferta contenida. El platino es crucial en los catalizadores de vehículos diésel y en diversas aplicaciones industriales y de joyería. Por su parte, el paladio se mueve en un rango aproximado de 1.634 a 1.684 dólares estadounidenses por onza, reflejando una mejora general del sentimiento en el complejo de metales preciosos, aunque con una dinámica estructural distinta. Su elevada dependencia del sector automotriz, especialmente en los catalizadores de vehículos de gasolina, y la transición tecnológica hacia nuevas soluciones de movilidad, como los vehículos eléctricos, han reducido su prima frente a años anteriores a este 2025. Esto lo convierte en el metal más sensible a cambios puntuales de demanda y a ajustes en la oferta, lo que puede generar una mayor volatilidad en su precio.

Medio plazo: ¿Continuará la 'Fiebre del Oro y la Plata'?

Mirando hacia el futuro, la pregunta clave para inversores y analistas es si la actual fiebre por el oro y la plata se mantendrá. Las perspectivas a medio plazo sugieren que sí, siempre y cuando se mantengan ciertas condiciones macroeconómicas. Un entorno de tasas reales bajas y crecimiento moderado es ideal para los metales preciosos, ya que reduce el atractivo de los bonos y otros activos de renta fija. Los déficits fiscales persistentes en las principales economías, que implican una mayor emisión de deuda y, potencialmente, una mayor inflación a largo plazo, también actúan como un soporte para el oro. La demanda estructural, tanto de los bancos centrales como de la industria, especialmente en el caso de la plata por su rol en la transición energética, parece sólida. La diversificación de carteras sigue siendo una prioridad para muchos inversores, y los metales preciosos ofrecen una forma probada de reducir el riesgo y preservar el capital en un mundo cada vez más impredecible. La evolución de la tecnología y la necesidad de materiales conductores y resistentes en sectores emergentes también garantizan una base de demanda constante para la plata y el platino.

La robustez del mercado de metales preciosos no se explica únicamente por factores macroeconómicos, sino también por la convergencia de la demanda de diferentes tipos de actores. Por un lado, la demanda institucional, liderada por los bancos centrales, ha sido un pilar fundamental. Estas instituciones ven el oro como un componente esencial de sus reservas, proporcionando estabilidad y confianza en sus balances. Además, los grandes fondos de inversión y los fondos cotizados en bolsa (ETFs) respaldados por oro y plata físicos han experimentado entradas significativas de capital, lo que demuestra el interés de los inversores a gran escala. Por otro lado, la demanda minorista, es decir, la de los pequeños inversores y particulares, también ha sido notable. La compra de monedas y lingotes de oro y plata, así como la inversión en joyería, se ha incrementado, impulsada por la preocupación por la inflación y la búsqueda de un refugio seguro para sus ahorros. En resumen, es esa combinación de demanda institucional y minorista la que crea una base sólida que contribuye a la estabilidad y al crecimiento de los precios de los metales preciosos en el mercado global.

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