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Nuevo Suzuki Vitara

Un vehículo mucho más polivalente. | Miquel Àngel Llabrés

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El nuevo Suzuki Vitara se presenta en el mercado con grandes diferencias respecto a la versión anterior, el Grand Vitara, que se puso a la venta en 2005. El primer gran cambio respecto a las versiones anteriores es el de filosofía del modelo, que ha sido muy comentado por los especialistas del motor. Así, el nuevo modelo deja de ser un vehículo a medio camino entre un SUV y un todoterreno para convertirse en un SUV a secas, muy rutero con ciertas capacidades off-road. Este primer cambio va muy unido al segundo, que es la ausencia de reductora, con lo que el aún luchador Jimny es el único vehículo de la marca con un comportamiento de 4x4.

Otra diferencia importante respecto al modelo anterior es que ya sólo se encuentra disponible en carrocería de cinco puertas, si bien el anterior estaba disponible en las dos carrocerías (de tres y cinco). El nuevo Vitara se queda en los 4'18 metros de largo, que es una medida media que le da un buen interior con unas muy buenas capacidades ruteras

ESTÉTICA
Estéticamente ha recibido cambios importantes, sin ser un modelo muy rupturista respecto a la versión anterior. Se muestran ciertos rasgos del Evoque y del Qashqai en la parte delantera, aunque no un vehículo que se les parezca en exceso.

La parte delantera es más afilada que la de la versión anterior, si bien continúa manteniendo los faros rectangulares, con un diseño más irregular, que cuentan con una mayor agresividad de líneas, lo que le da ese cierto carácter deportivo que no tenía anteriormente.

La parte posterior del vehículo quizá es donde la marca tendría que haber sido más osada a la hora de diseñarlo porque los faros tricolor en forma de una especie de trapezoide se muestran excesivamente clásicos para este modelo. De la parte trasera también cabe resaltar los parachoques negros, cosa que a la larga (y muchas veces a la «corta») se agradece.

MOTOR
Inicialmente está disponible en dos motorizaciones diferentes, una de gasolina y otra diésel, ambas con 120 CV de potencia. El motor de 1.6 VVT de cuatro cilindros y cinco marchas responde bastante bien a todo tipo de condiciones. Al lado del cambio se encuentra una especie de mando que permite cambiar el tipo de conducción, con lo que se consiguen unos caballos extra cuando se utiliza el tipo de conducción Sport, en la que el propulsor sube más y mejor de vueltas y se muestra mucho más dinámico en carretera.

Las prestaciones son discretas, pero cambiando el tipo de conducción se muestra como un vehículo dinámicamente mucho más que correcto, teniendo en cuenta el tipo de carrocería que adopta.

El consumo de 5'3 litros que asegura la marca para un recorrido mixto no dista en exceso de los 6'5 que hemos conseguido nosotros, sobre todo teniendo en cuenta que no hemos llevado una conducción demasiado tranquila. De conducir tranquilo a llevarlo subido de vueltas cambia mucho el consumo.

INTERIOR
El interior es de buena calidad, con un buen cambio respecto a versiones anteriores, ya que los plásticos duros se han sustituido por otros materiales más duraderos, lo cual se agradece a la larga con una mayor ausencia de ruidos innecesarios.

El equipamiento de serie es variable según versiones, aunque hay algunos elementos que se añoran en las variantes más bajas, como por ejemplo el sensor de lluvia y de luces, que ya se encuentran en la mayoría de vehículos.

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