Roberto María Cayuela Miró es un jubilado de 85 años, que nadie lo diría, pues su vitalidad y sobre todo su cabeza apuntan a un hombre mucho más joven. Este extécnico de laboratorio que cuenta con muchas historias a sus espaldas que luego les comentaremos, compró hace 45 años un Renault 8 que aún sigue en su poder y que lo tiene como el primer día. No es un coleccionista ni nada de eso, simplemente lo compró porque en su momento le gustaba y ha ido pasando el tiempo y lo ha conservado lo mejor que ha podido y, a la vista del resultado, podemos decir que lo ha hecho muy bien.
Nos cuenta que compró el coche en 1974 por 161.000 pesetas y tuvo que pagar 1.000 más por el hecho de tener pintura metalizada, fue el primer modelo que incorporaba este tipo de acabado. En cuanto al coche, a día de hoy todo sigue tal como salió de fábrica, pues no le ha hecho ningún tipo de restauración, simplemente lo ha cuidado y lo ha llevado al mecánico cuando ha visto que había algo defectuoso. También nos dice que este fue su segundo coche, primero tuvo un 4X4, muy popular en la Isla en la década de los sesenta y principios de los setenta. Luego ha tenido varios coches más, pero por una cuestión no se sabe si de nostalgia o de capricho, este Renault lo ha mantenido encerrado en el garaje.
Otra de las curiosidades que nos cuenta Roberto es que cuando compró este coche se hizo un largo viaje por el Valle de Arán. En la actualidad lo utiliza un día a la semana para ir al Club Náutico de Palma a ver a los amigos y pasar un rato con ellos. También su hijo Roberto lo suele coger de vez en cuando y le hace algunos kilómetros, todo para que el coche no pierda en ningún momento el engranaje de sus piezas. Lo cierto es que el motor funciona a la perfección y su sonido es genial, nada indica que hablamos de un vehículo de los años setenta. En la actualidad tiene 186.000 kilómetros.
Nuestro protagonista, como comentábamos al principio, además de tener una bonita historia de cariño con su Renault 8, es un gran andarín. Entre sus proezas, pues no se puede llamar de otra forma, está el hecho de haber realizado la friolera de diecisiete veces el Camino de Santiago, en total ha recorrido 11.000 kilómetros a pie y eso que lleva un marcapasos en el corazón desde hace 20 años, pero asegura que no le ha impedido hacer una vida de lo más normal y poder llevar a cabo otra de sus grandes pasiones, que es caminar. Sin duda, no habrá mucha gente en la Isla que haya realizado diecisiete veces el Camino de Santiago, está claro que tiene ganado el «cielo».