Blas Méndez asegura que no es la persona ideal para ser coleccionista de coches clásicos, ya que no sabe de mecánica, no tiene demasiado tiempo libre para dedicarse a ello y, además, no tiene una cuenta corriente lo suficientemente grande como para poder encargar que le hagan los trabajos. Pese a todo, es un enamorado de los coches de los 60 y 70, en especial de aquellas marcas que se hicieron populares entre la clase trabajadora y que marcaron el despertar de la sociedad española.
Por eso le encantan los 600. Además, recuerda que cuando era pequeño en su casa siempre ha habido un coche de esa marca. Su padre tuvo primero un 850, un modelo que estuvo de moda después del 600, y a continuación ya dispuso de un modelo más moderno, como era el 127. Por eso, a Blas le gustan los Seat pues tiene buenos recuerdos de esos coches que su padre tuvo en su infancia.
Por eso, no dudó en adquirir este Seat 600 D de 1964, un coche al que no le tuvo que hacer nada ya que lo compró totalmente restaurado a un vecino de Andratx. Ese era su objetivo, comprar un vehículo que estuviera listo para conducir, que no costara mucho y no necesitará nada más que un mantenimiento rutinario. El coche lo tiene desde hace dos años y asegura que fue una buena adquisición de la que se encuentra muy satisfecho.
Nuestro interlocutor cuenta que utiliza el coche los fines de semana. Tiene un grupo de amigos que suelen hacer salidas programadas y se apunta siempre que puede. Para el es sólo un entretenimiento del que espera disfrutar mientras el coche aguante pues hay que tener presenta que no dispone de un garaje para guardarlo y el coche hace vida en la calle, con lo que eso conlleva de cara al deterioro de la carrocería en este vehículo, aunque la pintura, de momento, está en buen estado de conservación.
Blas explica que una de las cosas que más le gusta es el sistema de puerta con apertura hacia atrás, muy popular en esa época. Y ahora que empieza a tener algo de artritis, este tipo de puerta es ideal para subir y bajar del coche.