EEUU y Rusia sellaron ayer un pacto de desarme nuclear histórico que reducirá su arsenal un 30 por ciento y con el que pretenden enviar una clara señal al mundo de que lideran e impulsan decididamente los esfuerzos de no proliferación.
Las dos mayores potencias nucleares del mundo acordaron el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) en una conversación telefónica entre el presidente de EEUU, Barack Obama, y su homólogo ruso, Dimitri Medvédev, tras un año de intensas negociaciones, no ausentes de tensiones y complicaciones.
Los dos líderes firmarán el nuevo pacto el 8 de abril en Praga, la misma ciudad donde Obama lanzó hace casi un año su iniciativa para lograr un mundo futuro sin armamento nuclear.
El pacto, que sustituye al START de 1991 y tendrá una vigencia de diez años, limita a 1.550 el número de cabezas nucleares en cada país en un plazo de siete años, lo que supone una reducción del 74 por ciento con respecto al acuerdo que expiró en diciembre y del 30 por ciento frente al Tratado de Moscú de 2002.
El nuevo acuerdo establece, además, que EEUU y Rusia sólo podrán tener 800 vectores estratégicos desplegados y no desplegados -tanto misiles balísticos intercontinentales con base terrestre, como en submarinos y en bombarderos pesados-. De ellos, el límite para los vectores desplegados será de 700.
El tratado incluye también un estricto régimen de verificación.
Obama, que compareció en la Casa Blanca para anunciar el acuerdo, afirmó que las dos potencias han sellado el "acuerdo de control de armas más amplio de las últimas dos décadas", y agregó que se trata de un pacto "histórico".
En el START ambas potencias se comprometieron a reducir su arsenal de cabezas nucleares de 10.000 a 6.000 cada una.