Tres aviones civiles turcos en los que viajan 500 activistas de la "Flotilla de la Libertad" despegaron la madrugada de hoy del aeropuerto Ben Gurión, cercano a Tel Aviv, con destino a Estambul, según informaron a Efe fuentes diplomáticas.
En los aparatos se encontraban los tres españoles embarcados en la flotilla humanitaria internacional, que se dirigía a Gaza cuando fue asaltada el lunes por la madrugada por tropas israelíes, que en el ataque mataron a nueve activistas e hirieron a mas de cuarenta.
Los tres activistas españoles son la catalana Laura Arau y el madrileño Manuel Tapial -ambos miembros de la ONG "Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría"- y el valenciano David Segarra, periodista del canal de televisión venezolano "Telesur".
El despegue se produjo con más de seis horas de retraso, debido a una petición presentada por organizaciones locales para que el Supremo de Israel retuviera a los activistas que hicieron frente a los soldados israelíes, en un intento de repeler el abordaje.
Dos horas antes del despegue de estos tres últimos aviones habían partido otros cuatro -tres turcos y uno griego- con los heridos en el ataque, por lo que concluye la operación de expulsión de Israel de los activistas de la flotilla. problemas
La salida de los seis aviones turcos se retrasó ayer en el aeropuerto Ben Gurión por "problemas administrativos", informó a Efe el portavoz del ministerio israelí de Exteriores, Igal Palmor.
Palmor explicó que uno de los principales "problemas administrativos" era una petición presentada ante el Tribunal Supremo por organizaciones locales para impedir la salida de Israel de algunos activistas presuntamente implicados "en agresiones a soldados israelíes" durante el abordaje de la flotilla, operación en la que fallecieron nueve personas. El portavoz israelí de Exteriores aseguró que el Gobierno de su país era partidario de deportar también a esos activistas pero que "la decisión última correspondía al Tribunal Supremo". Igal Palmor también aludió a problemas para "el traslado al aeropuerto de siete activistas que se encontraban hospitalizados", y para cuyo embarque las autoridades israelíes mantenían gestiones con la Media Luna Roja de Turquía.
Las autoridades turcas insistían, por su parte, en que los seis aviones despeguaran a la vez, y con todos los activistas abordo. Unos 120 activistas, en concreto ciudadanos de países musulmanes, la mayoría de los cuales no mantienen relaciones diplomáticas con Israel, salieron el martes del país por el cruce de Allenby, fronterizo con Jordania. Otros 45 ya habían sido deportados desde el aeropuerto de Ben Gurión tras firmar un documento de repatriación voluntaria.
La tensión interna y las críticas internacionales que arrecian contra Israel pusieron ayer frente a las cámaras al primer ministro para tratar de defender el ataque a la flotilla.
En una comparecencia pública, Netanyahu afirmó que la intervención militar forma parte de los "esfuerzos de proteger la seguridad" de los israelíes.
"Hamás continúa rearmándose con armas iraníes. Nuestra obligación es evitar que esas armas entren por tierra, mar o aire", dijo Netanyahu. Por su parte, Hamás comunicó que ha declinado recibir la ayuda humanitaria que iba en la flotilla hasta que Israel libere al último de los activistas internacionales que tiene bajo arresto.