Las fuerzas leales al presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh, volvieron ayer a abrir fuego contra los manifestantes en la ciudad de Taiz, al sureste del país africano. Según fuentes hospitalarias, al menos 15 personas murieron y más de 120 resultaron heridas. Los organizadores de las protestas, sin embargo, informaron de que los muertos ascienden a 20.
Un fotógrafo de Reuters, que se encontraba en la escena, dijo que la policía disparó munición, gas lacrimógeno y usó cañones de agua para dispersar a los manifestantes que protestaban en los alrededores de un edificio municipal.
Los congregados demandan la puesta en libertad de un manifestante detenido el pasado sábado. Los choques tuvieron lugar cerca de Freedom Square, donde miles de opositores al Gobierno han acampado desde enero para pedir a Saleh que abandone el poder.
Mientras tanto, siete explosiones se escucharon en la noche del domingo en el norte de la capital yemení, Saná, donde desde hace días se enfrentan las fuerzas del presidente y las del líder de la federación tribal Hashid, el jeque Sadeq al Ahmar, según informan algunos residentes.
Tras las explosiones se escucharon tiroteos en el distrito de Hasaba, donde se ubica la residencia de Ahmar, escenario de los principales enfrentamientos, que hasta el momento se saldan con 115 víctimas mortales. Las tensiones entre el presidente yemení y su principal rival político se han transformado en un enfrentamiento armado que amenaza con degenerar en una guerra civil.
El caos se apodera de Yemen. En la ciudad de Zinjibar, al menos cuatro soldados yemeníes han muerto y decenas han resultado heridos tras sufrir una emboscada en manos de Al Qaeda mientras viajaban por una de las carreteras que conduce a la ciudad, según informan fuentes de seguridad.
Hace días cientos de miembros de Al Qaeda tomaron el control de la costa meridional del país. A lo largo del fin de semana los combates con las fuerzas de seguridad se han sucedido para recuperar el control de la zona.