El Gobierno socialista griego cumplió ayer con su parte del "trato" para recibir más ayuda internacional y evitar la quiebra del país, al salvar el último obstáculo y aprobar una ley para aplicar el impopular plan de ajuste de forma inmediata.
La Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) habían exigido la aprobación de un plan de ajuste y de una ley para su aplicación sin dilación antes de liberar un préstamo por 12.000 millones de euros, correspondiente al quinto tramo del primer plan de rescate, cifrado en 110.000 millones de euros.
Al tiempo, Grecia abre la puerta para que el domingo los socios de la Eurozona puedan debatir un segundo rescate por una cantidad similar al primero.
En el debate previo a la votación de ayer, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, avanzó "que ya se ha iniciado la etapa del día después y ya estamos en negociaciones para un nuevo rescate".
Pero advirtió que, pese a que asistirá este domingo a la reunión con la ventaja de haber hecho los deberes y haber aprobado las dos leyes, "tenemos por delante grandes dificultades".
"Estamos a la espera de tener una imagen clara sobre las intenciones de los socios para dar una solución a la deuda", aseguró.
Venizelos dijo a los diputados en el Parlamento: "No está sólo en nuestras manos, las de Grecia, sino que estamos en el remolino de los mercados financieros y en gran grado somos víctimas de la situación".
Aunque a corto plazo se ha conseguido difuminar la posibilidad de una quiebra de efectos indeseados para toda la eurozona, a largo plazo existen aún preocupaciones sobre la forma en la que el país puede afrontar una deuda de dimensiones gigantescas.