Con las palabras "Buenas noches, ángel mío, que duermas bien" despidió ayer Mitch Winehouse a su hija Amy en un funeral en el cementerio de Edgwarebury (norte de Londres), antes de que la cantante fuera incinerada.
"Buenas noches, ángel mío, que duermas bien. Tu papá y tu mamá te quieren muchísimo", fue el último mensaje del afligido padre en la ceremonia privada para despedir a su hija, hallada muerta el pasado sábado en su piso de Londres tras una larga trayectoria de adicción a las drogas.
Al término del funeral, oficiado por el rabino Frank Hellner, los restos de la artista de 27 años fueron trasladados al crematorio del barrio judío de Golders Green, donde su cuerpo fue incinerado tras otro servicio al que asistieron solo la familia y algunos amigos.
En el funeral, al que acudieron unas 300 personas también entre familiares y allegados, hubo plegarias en inglés y hebreo, dado que la familia es judía, y sonó la melodía "So far away" de Carole King, una de las favoritas de la intérprete, según informó la agencia británica PA.
"Mitch contó cosas muy graciosas, de su infancia, de lo tozuda que era", declaró un asistente a la ceremonia en el cementerio de Edgwarebury.
"Enfatizó que (Amy) era más feliz últimamente de lo que jamás lo había sido" y mencionó a mucha gente importante en su vida, añadió.
Además, Mitch Winehouse, el único de la familia más próxima que habló en público -también estaban la madre de la cantante, Janis, y el hermano, Alex-, señaló que su hija había "conquistado" su adicción a las drogas y luchaba contra su alcoholismo.
Entre los más de 300 invitados a la ceremonia, que duró unos 45 minutos, estuvieron además su novio Reg Traviss; su estilista Alex Folden, el productor Mark Ronson -a quien se vio profundamente abatido- y la cantante Kelly Osbourne.