Martin Scorsese presentó ayer en el Festival de cine de San Sebastián, "Living in the Material World", un documental de tres horas y media que relata la discreción de la que hizo gala George Harrison en su infatigable búsqueda de la paz interior.
¿Se puede ser un actor secundario en la banda más popular de la historia de la música?, esa es la pregunta a la que da respuesta el trabajo de Scorsese.
"Desde el principio, en la cima del éxito, se dio cuenta de que los Beatles no le darían la satisfacción definitiva", asegura su viuda, Olivia Harrison, una de las voces que el director de "Taxi Driver" utiliza para componer un espléndido mosaico de teselas célebres y hechos de sobra conocidos que, en cambio, alumbran una verdad distinta y novedosa sobre Harrison.
Mientras Paul McCartney y John Lennon hablaban del ayer, de dejarlo estar o de imaginar un mundo sin posesiones, Harrison se dejaba seducir por la simpleza de ese "aquí está el sol" o "algo en la manera en que ella se mueve", mostrando una intensa sensibilidad por lo mínimo y abriendo un espacio para la percepción silenciosa.
"George siempre decía: si quieres saber algo sobre mí, escucha mi música", relata en una entrevista con Efe su viuda, Olivia Harrison, que ha viajado a San Sebastián para presentar este documental.
Y así el chico con "un pelo que parecía un puto turbante", según McCartney; el que introdujo a los Beatles en las prácticas del gurú Maharishi, quien pagó de su propio bolsillo "La vida de Brian" de los Monty Python y desempeñó todas las tareas del hogar en su palacio Friar Park, se desvela como una epifanía para el neófito y una reinterpretación fascinante para el experto.
Han montado su vida de manera totalmente sorprendente. Incluso sobre el periodo de los Beatles se arroja una nueva luz.