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La Conferencia internacional de Paz pide a ETA el fin de la violencia

El documento insta a los etarras a hacer una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada y solicitar diálogo con España y Francia para tratar las consecuencias del conflicto

Reunión. El ex primer ministro irlandés, Bertie Ahern, leyó la declaración de la conferencia - Reuters

| Madrid |

Los representantes que se reunieron este lunes en la Conferencia de Paz de San Sebastián reclamaron, por un lado, el fin de la actividad violenta y, por otro, que el Gobierno español y el francés accedan a una negociación sobre el desarme de la banda o el futuro de los presos. La declaración de los reunidos habla de "reconocer, compensar y asistir a las víctimas". Los mediadores engloban en "víctimas" a los heridos y a los muertos en los atentados, junto con los terroristas detenidos o fallecidos. El PSE podría "incorporar a la democracia a las personas que, hasta ahora, la han atacado" y el PNV pide a ETA que "escuche" a los líderes internacionales.

Los miembros de Bildu Juan Carlos Izaguirre, alcalde de San Sebastián, y Martín Garitano, diputado general de Guipúzcoa, recibían sonrientes a los representantes internacionales que acudían a la Conferencia de Paz y que fueron ocupando, desde las 13.00 horas, la 'sala Ghandi' del Palacio de Aiete. Al final de la reunión, hubo un informe de conclusiones: una declaración de cinco puntos que comenzaba reclamando a ETA "el cese definitivo de la actividad armada".

Si esto ocurre, los miembros del encuentro instan a los gobiernos de España y Francia a iniciar "conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto". Con "conflicto", se refieren al terrorismo. Fuentes de Europa Press explicaron que este segundo punto es un "eufemismo" con el que los firmantes intentan que la Moncloa y el Elíseo aborden aspectos como el desarme de la banda, la desmilitarización o el futuro de los presos.

Reconciliación
En un tercer punto, los líderes internacionales animan "a que se adopten pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales". Sin embargo, cuando hablan de "víctimas" no sólo se refieren a las más de 800 personas que han sufrido las consecuencias de la violencia terrorista y a sus familiares, también se refieren a los terroristas detenidos o muertos.

"Sugerimos que los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan cuestiones políticas, así como otras relacionadas con el respeto, con consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a nueva era sin conflicto", reza el cuarto punto de la declaración. "En nuestra experiencia, las terceras partes observadoras o facilitadoras ayudan al diálogo", añade.

Seguimiento
Los mediadores cierran el texto declarándose "dispuestos a organizar un comité de seguimiento de estas recomendaciones". Berti Ahern, ex primer ministro irlandés, afirmó que "ha llegado la hora y la posibilidad de finalizar la última confrontación armada de Europa" y que, "cuando hay una verdadera oportunidad para alcanzar la paz, debe ser aprovechada".

El esquema que plantea la declaración tiene dos ámbitos: el militar, en el que se negociarían asuntos como el desarme, y el político, presente en muchos documentos del mundo de Batasuna. Se trata de un planteamiento similar al de la Declaración de Anoeta del año 2004, la base sobre la que ETA declaró la tregua que terminó con el atentado de la T4 de Barajas, en el que fallecieron dos inmigrantes ecuatorianos.

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