El alcohol y el estrés podrían estar detrás de la masacre de 16 civiles el pasado domingo. El sargento estadounidense sospechoso del asesinato, que aún no ha sido formalmente acusado de ningún cargo, había estado bebiendo alcohol y luchaba contra el estrés y las tensiones con su esposa. El presunto autor fue trasladado ayer viernes fuera del país con destino a la prisión militar de Fort Leavenworth (Kansas) sin que los investigadores afganos hayan tenido oportunidad de preguntarle sobre su versión de los hechos.
"Cuando se junta todo, una combinación de estrés, alcohol y problemas domésticos, simplemente estalló", ha informado un funcionario estadounidense al diario 'The New York Times' bajo condición de anonimato.
Y es que el sargento acusado de matar a 16 civiles en la provincia afgana de Kandahar sufría estrés relacionado con su cuarta misión de combate, así como tensiones con su mujer sobre los despliegues, y además, estuvo bebiendo --una violación de las normas militares en zonas de combate-- la noche de la masacre.
Entretanto, el soldado fue trasladado ayer viernes fuera del país. Su abogado, John Henry Browne, ha informado a la cadena CNN de que el militar abandonó este viernes Kuwait, a donde fue trasladado el pasado miércoles con destino a Fort Leavenworth, considerada la principal instalación penitenciaria militar del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
El Comandante de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF), el general John Allen, tomó esta decisión en base a una recomendación legal. Antes el presidente afgano, Hamid Karzai, había denunciado que ningún representante del equipo de investigación sobre la muerte de los civiles había logrado entrevistarle.