Al menos dieciséis personas murieron y 200 resultaron heridas en Italia, mientras otras 8.000 fueron evacuadas a causa de la serie de terremotos que sacudió ayer de nuevo la región de Emilia Romagna, en el noreste del país.
Este es el último balance de víctimas ofrecido por el jefe de Protección Civil, Franco Gabrielli, durante su intervención en un programa de la televisión pública italiana, en el que precisó que todavía hay una persona desaparecida.
Los sismos tuvieron su epicentro en la provincia de Módena, la misma zona en la que ya se produjo el terremoto del pasado 20 de mayo, que causó siete muertos y provocó cerca de 6.000 evacuados.
El primero de estos terremotos, que alcanzó los 5,8 grados en la escala de Richter, se registró a las 09.00 hora local y pudo sentirse en todo el norte y centro de Italia.
Posteriormente, la tierra siguió temblando con numerosas réplicas durante toda la jornada, entre ellas una de 5,3 grados alrededor de las 13.00 hora local manteniendo en vilo a la población, mientras los equipos de rescate buscan desaparecidos entre los escombros.
Las autoridades dispusieron nuevos espacios para alojar a los cerca de 14.000 evacuados -entre los sismos de ayer y del 20 de mayo- habilitando estructuras hoteleras, además de campamentos.
Entre los muertos figuran un marroquí y un indio, que perdieron la vida en la localidad de San Felice sul Panaro tras el derrumbe de la nave industrial de la empresa de construcción en la que trabajaban, y un técnico italiano, que había acudido a la fábrica precisamente para comprobar su estabilidad.
Otras dos personas fallecieron a causa de derrumbes en otra fábrica, que ayer retomó su actividad después de haber sido declarada segura tras el terremoto del 20 de mayo, en el municipio de Mirandola, mientras un anciano murió al ser golpeado por una cornisa en Concordia.
También el párroco de Rovereto di Novi falleció al caerle encima una viga que se desprendió durante uno de los temblores, cuando intentaba poner a salvo una pequeña estatua de la Virgen situada en el interior del templo.
Por precaución, oficinas públicas y colegios en las zonas cercanas al epicentro de los seísmos fueron evacuados, así como las fábricas, entre ellas las de Ferrari, Lamborghini y Ducati.
Los temblores provocaron, además, numerosos daños materiales con derrumbes en importantes edificios históricos como el castillo delle Roche de Finale Emilia, ya afectado por el terremoto de hace nueve días, o la cúpula del campanario de la basílica Palatina de Santa Bárbara, en el palacio ducal de Módena.
Cuando todavía se desconoce la envergadura total de los daños, ya han surgido las primeras críticas por la falta de previsión y por la decisión de las autoridades de autorizar el acceso a escuelas, viviendas y empresas, tras el seísmo del 20 de mayo.
La secretaria del sindicato CGIL, Susanna Camusso, subrayó que varias víctimas del terremoto de ayer son obreros que se encontraban en las fábricas, lo que, según dijo, "hace pensar en que no se aseguraron las estructuras de forma correcta antes de permitir que las personas volvieran al trabajo".
Preocupan también las consecuencias económicas de los destrozos provocados por los sismos.
La asociación de agricultores Coldiretti cifró los daños en el sector agrícola en 500 millones de euros.