El presidente de EE.UU., Barack Obama, pidió ayer una prórroga de los recortes impositivos para la clase media y excluir de ella a los más ricos, una medida que busca equidad fiscal y reactivar la economía pero destinada a morir en el Congreso por el rechazo de los republicanos.
La propuesta de Obama no es nueva, pero el presidente quiso ponerla otra vez de relieve como ejemplo de las "diferentes visiones" de país que tienen él, candidato demócrata a la reelección, y el que será su rival republicano en noviembre, Mitt Romney. "No podemos mantener a la mayoría de los estadounidenses y a nuestra economía de rehenes mientras debatimos los méritos de otro recorte de impuestos para los más ricos", subrayó Obama en una comparecencia en la Sala Este de la Casa Blanca.
La propuesta de Obama es que los recortes de impuestos aprobados durante el Gobierno de su antecesor, George W. Bush, y que vencen en diciembre se prorroguen por un año, pero solamente para las familias que ganan menos de 250.000 dólares anuales, porque la "prosperidad" del país depende de una "clase media fuerte". "Estoy pidiendo al Congreso que extienda los recortes impositivos para el 98 por ciento de los estadounidenses que ganan 250.000 dólares o menos", precisó el mandatario en su comparecencia.
En este momento "nuestra máxima prioridad tiene que ser dar a las familias de clase media y a las pequeñas empresas lo que merecen", destacó Obama, quien anotó que su plan no tiene nada de "radical" y espera que, por tanto, salga adelante en el Congreso.
Obama lleva defendiendo durante varios meses un aumento de impuestos para los más ricos y el mantenimiento de las ventajas fiscales para la clase media como fórmula para reactivar la economía y el consumo y hacer frente al abultado déficit público.
No obstante, el de ayer fue su primer llamamiento específico al Congreso para que al menos durante 2013 sigan vigentes los recortes de la era Bush para las rentas inferiores a 250.000 dólares anuales.
La petición del mandatario llega en un momento en el que los analistas alertan de que un aumento de los impuestos (si las exenciones no se prorrogan), combinado con los recortes previstos en el gasto público, podría llevar a la economía hacia la recesión.
Pero, además, en plena campaña electoral a Obama le sirve para volver a presentar a Romney, quien en sintonía con la filosofía de los republicanos defiende rebajas fiscales también para los más ricos, como un político alejado de las preocupaciones de la clase media.
Los republicanos, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, sostienen que los recortes impositivos deben ser ampliados para todo el mundo, incluso para los más adinerados, y ya han adelantado que se opondrán al plan de Obama en el Congreso.
El planteamiento de Obama "demuestra una vez más que no tiene ni idea de cómo poner a Estados Unidos a trabajar de nuevo y ayudar a la clase media", sostuvo en un comunicado una portavoz de Romney, Andrea Saul, quien advirtió de que un aumento de impuestos a las rentas más altas daña la recuperación económica.
El presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., el republicano John Boehner, tachó en otro comunicado de "quijotesca" la propuesta de Obama e indicó que no servirá para crear empleos mientras la tasa de desempleo sigue alta, en el 8,2 por ciento.
El Congreso inició ayer cuatro semanas de trabajo intenso antes de las vacaciones de verano y los republicanos planean programar una votación para una prórroga de las ventajas fiscales que no excluya a los más ricos.
Mientras, Obama grabó ayer en la Casa Blanca entrevistas con televisiones locales de los estados de Luisiana, Nuevo Hampshire, Kentucky, Florida, Carolina del Norte, Iowa, Wisconsin y Nevada en las que hará énfasis en su plan impositivo. Los actos electorales que tendrá esta semana el presidente, quien hará hoy un viaje de campaña a Iowa, estarán orientados también a reforzar la ofensiva lanzada ayer.
Asimismo, la Casa Blanca volvió a instar a Romney, que tiene una fortuna estimada de 250 millones de dólares y ha admitido que paga una tasa impositiva menor a la del estadounidense medio, a difundir su declaración fiscal y continuar así con una "importante tradición", en palabras del portavoz de Obama, Jay Carney.