El Papa Francisco expresó ayer durante el rezo del Ángelus dominical su deseo de que los cristianos y los musulmanes se comprometan a promover el "respeto mutuo", sobre todo a través de la educación de los más jóvenes.
Desde el balcón del Palacio Apostólico vaticano en la Plaza de San Pedro, el pontífice argentino, quien, a diferencia de su predecesor, Benedicto XVI, pasa el verano en el Vaticano, quiso tener muy presentes a los "hermanos" musulmanes que recientemente han puesto fin al mes del Ramadán.
"Querría dedicar un saludo a los musulmanes del mundo entero, a nuestros hermanos, que hace poco han celebrado la conclusión del mes de Ramadán, dedicado particularmente al ayuno, al rezo y a la limosna", afirmó Francisco.
"Como escribí en mi mensaje para esa circunstancia, deseo que los cristianos y los musulmanes se comprometan a promover el respeto mutuo, especialmente a través de la educación de las nuevas generaciones", agregó.
En una calurosa mañana en el Vaticano, habló además del deseo de encontrar a Dios, cuyo amor, dijo, es "el verdadero tesoro del hombre", el que da sentido a las pequeñas cosas del día a día.
"Probemos a preguntarnos: ¿dónde está mi tesoro?. ¿Cuál es para mí la realidad más importante, más preciada, la realidad que atrae mi corazón como un imán?.
¿Puedo decir qué es el amor de Dios?. Alguno puede decirme: padre, yo soy alguien que trabaja, que tiene familia. Para mí la realidad más importante es la de sacar adelante mi familia, el trabajo", comentó el Papa.