Rafael García Tudela, hermano del subinspector de Policía asesinado en Kabul, pide a través de una carta abierta, que «no se manche la memoria de nuestros héroes» en la lucha partidista.
En el escrito afirma que Jorge, su hermano menor, «perdió el viernes su vida en el atentado de Kabul junto con su compañero Gabi».
«Deja a su amada Gema y a sus dos ojos de la cara, Alejandro y Lucas, este último con tan solo nueve años, sin olvidar a una madre, suegros, hermanos, cuñados, tíos, primos, compañeros y amigos, que ya no seremos nunca más presa de sus interminables abrazos y pegajosos besos, ya que mostraba su amor con la misma pasión y entrega que ponía a todo aquello que hacía en la vida», señala.
Rafael García Tudela explica que «mi hermano no murió por las balas o por las explosiones, Jorge murió por defender los valores en los que creía: su familia, su trabajo y una patria en libertad y justicia».
«Como Jorge, hay miles de personas que arriesgan su vida por estos mismos valores y que quizá nunca sean debidamente reconocidos. Hoy todos los medios se hacen eco de la noticia y los políticos hacen mención en sus mítines. Algunos ya apuntan a sucumbir a la tentación de utilizar este hecho como un arma arrojadiza con la que obtener una ventaja en el proceso electoral», advierte.
Agrega en su carta que «a éstos les ruego que, por favor, no manchen la memoria de un hombre de honor con su deshonor, que lo aparten de sus luchas cainitas impropias del pueblo que pretenden liderar. Siento envidia de la unidad del pueblo Francés frente a la indignidad que aquí mostramos».
«Mi hermano murió asesinado por una barbarie contraria a todo en lo que el creía. Si hay que mejorar las condiciones de todos los que nos defienden, que se haga por una vez mostrando la unidad de un pueblo, todos juntos en una decisión única de combatir la sinrazón, y asegurar nuestras libertades y derechos frente a quienes nos las quieren arrebatar, pero ahora por favor dejen esto fuera de sus debates oportunistas», manifiesta.
El hermano del subinspector señala que «nadie obligó a Jorge a abordar esa misión, y nunca nadie le habrá oído quejarse de su equipamiento, ni por las condiciones de la embajada, etc».
«El tenía una misión, y no dudaba en ejercerla hasta el final, porque el amor a su trabajo y su profesión no le permitiría hacerlo. Estoy seguro que solo se habrá ido con un reproche, y es el de no poder haber donado todos sus órganos para salvar más vidas, ya que esa era su voluntad, y las circunstancias de su muerte no lo han hecho posible», revela.
García Tudela señala que «dentro de una semana nadie se acordara de Jorge en los medios, ni los políticos en sus mítines (afortunadamente), pero su legado quedará en el ejemplo que nos dio a todos los que tuvimos la suerte de quererle y admirarle».
«En vida lo dio todo por todos, nunca se guardó nada para él. Ahora sólo espero y confío en que su país le devuelva al menos una parte de ese esfuerzo ocupándose de su viuda e hijos», finaliza.