El nuevo ministro de Fomento, José Luis Ábalos Meco, ha visto nuevamente recompensada su lealtad a Pedro Sánchez y el peso que ha tenido dentro del PSOE en el último año, un período que ha sorteado como «fontanero» del partido y refrendado con la defensa parlamentaria de la moción de censura contra Mariano Rajoy, como hizo Alfonso Guerra en 1980 contra Adolfo Suárez.
Ábalos, que seguirá siendo secretario de Organización del PSOE, es diplomado en Magisterio y consultor en cooperación internacional. Nacido en Torrent (Valencia) hace 58 años se ha convertido con Sánchez en uno de sus hombres clave, primero como portavoz y coordinador de su campaña, luego como portavoz provisional en el Congreso, después como secretario de Organización y ahora como ministro de Fomento.
Ábalos ya representó a los socialistas en la moción de censura de hace un año de Pablo Iglesias contra Rajoy, en su calidad de portavoz provisional del grupo, cuando ya se perfilaba como hombre fuerte de Pedro Sánchez en su nueva etapa al frente del PSOE.
Su discurso de entonces, que recibió la ovación de todos sus compañeros puestos en pie, buscó la cohesión interna reivindicando el orgullo socialista tras la fractura del 39 Congreso, y logró tender también puentes con Podemos, rotos en aquel momento por la gestora.
Desde el punto de vista político, Ábalos comenzó a granjearse su actual peso orgánico cuando apostó a contracorriente por el ahora nuevo presidente del Gobierno, especialmente cuando en la federación socialista valenciana Ximo Puig y el aparato lo hacía por la líder andaluza, Susana Díaz, en plenas primarias para liderar el PSOE.
Ábalos, quien ha defendido en el Congreso la moción de censura que ha permitido el cambio de Gobierno en vez de la portavoz parlamentaria, Margarita Robles, fue quien organizó en 2016 el acto con el que Sánchez reapareció en público veintinueve días después de renunciar el escaño y con el que inició la precampaña que finalmente le dio en las primarias una victoria que en un principio pocos auguraban.
Ese acto fue en la plaza de la Concordia de la localidad valenciana de Xirivella, nombre que ya dijo entonces Ábalos que a alguno se le estaba «atragantando» y que llevó a acuñar la expresión del «espíritu de Xirivella», como símbolo de una nueva forma de entender el partido.
A partir de ese momento, organizó y acompañó a Sánchez en su campaña por toda España y por la Comunitat Valenciana, donde Sánchez recabó finalmente 9.552 votos (el 63 % del total de la federación valenciana y más del doble que Díaz), de ellos 5.628 en la provincia de Valencia, donde Ábalos ha sido presidente provincial del PSPV de 2012 a 2017.
El secretario de Organización del PSOE, a quien tras las primarias Sánchez le encargó la portavocía del grupo parlamentario con carácter provisional, cuenta con un amplio bagaje político, pues con ya 17 años pegaba carteles para las primeras elecciones democráticas.
Entonces lo hacía como militante del Partido Comunista, aunque con 22 años ingresó en el PSPV-PSOE y durante las tres décadas y media que han transcurrido ha sido concejal en el Ayuntamiento de Valencia, diputado provincial y diputado nacional.
En el ámbito orgánico ha ocupado la vicesecretaría general del PSPV-PSOE y por dos veces intentó ser secretario general del PSPV-PSOE: en el año 2001, cuando Joan Ignasi Pla le ganó por diez votos, y siete años después frente a Jorge Alarte, aunque acabó retirando su candidatura ante la imposibilidad de conseguir los avales suficientes.
Ábalos ha sido profesor en un colegio público de Quart de Poblet (Valencia), es un gran aficionado a la lectura, y en su discurso en la moción de censura de Podemos al presidente del Gobierno no pudo evitar introducir versos de Antonio Machado y de Jaime Gil de Biedma.
Padre de cinco hijos, que ya le han dado un nieto, es poco aficionado al deporte, pero mucho a las bachatas -cantarlas y bailarlas- y a los boleros, y le gusta viajar a Perú y a Colombia, países que conoce de su etapa como consultor de cooperación internacional.