El Rey Felipe VI ha subrayado este miércoles que «es inadmisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho», ya que sin respeto a la ley no hay «convivencia, ni democracia, sino inseguridad, arbitrariedad» y «quiebra de los principios morales y cívicos de la sociedad».
«Que no hay libertad sin leyes se ha sabido siempre, así como que sin leyes no puede haber democracia», ha dicho el jefe del Estado al recibir el Premio Mundial de Paz y Libertad (World Peace and Liberty Award) que concede la Asociación Mundial de Juristas, por «su inquebrantable compromiso con el Estado de Derecho».
Felipe VI ha pronunciado un largo discurso plagado de referencias a cómo la ley es un elemento intrínseco de la democracia. El jefe de Estado no ha hecho alusión alguna a Catalunya, ni al juicio contra los artífices del 'procés', pero sí lo ha hecho, poco antes, el expresidente Felipe González.
El expresidente ha elogiado su discurso del 3 de octubre de 2017, dos días después del referéndum independentista. Un «momento decisivo», ha dicho González, porque se estaba presenciando cómo quien era un representante del Estado pretendía «destruirlo».
En un acto celebrado en el Teatro Real de Madrid, Felipe VI ha recalcado que el respeto al Estado de Derecho en democracia es la garantía de los derechos y libertades, y también el fundamento de la convivencia en paz, en línea con la Declaración de Madrid que han adoptado los alrededor de 2.000 juristas de 67 países reunidos en Madrid.
«El Derecho no puede hacerlo todo, pero también es cierto que sin Derecho no puede hacerse nada que sea legítimo, duradero, racional y seguro», ha ilustrado. Y ha dejado claro que democracia y Estado de Derecho son «realidades inseparables» y que defender una implica necesariamente defender al otro.
Además, el Rey ha hecho hincapié en que la Constitución es la guía de todos sus actos, y la «independencia y neutralidad de la Corona» es su «compromiso cívico con España, al servicio de la democracia y la libertad». «La Corona está indisolublemente unida, en la vida de España, a la democracia y la libertad», ha dicho, repitiendo las palabras que pronunció en el 40 aniversario de la Constitución.
Acompañado por la Reina, Felipe VI ha recibido el galardón visiblemente emocionado, de manos del presidente de la Asociación, Franklin Hoet-Linares, y del presidente del World Law Congress, Javier Cremades, que se han referido al jefe de Estado como el «primer Rey jurista» de España y como estadista «capaz de alzar la voz por los valores democráticos».
También ha intervenido el presidente de la República de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, que ha hecho hincapié en la relación de amistad entre los dos países. Posteriormente almorzará con los Reyes en el Palacio de la Zarzuela.
En sus palabras, el Rey ha recordado que las instituciones democráticas tienen problemas «a escala global», y ha advertido de que éstos deben resolverse «no abandonando la democracia ni renunciando a sus principios», sino fortaleciéndola y reivindicándola, adaptándola «sin desnaturalizarla» a cada época histórica «mediante amplios consensos».
Y ha dejado claro que fortalecer la democracia es garantizar la dignidad de la persona «por encima de fronteras, culturas, religiones o sentimientos nacionales».
En línea con la defensa del Derecho que ha sido la base de su intervención, ha incidido en que «el Derecho es el mejor camino para el logro y el mantenimiento de la paz», un Derecho que sea «justo» y formado por normas e instituciones «que impidan los excesos del poder, protejan a las minorías, amparen a los más necesitados y aseguren por igual las libertades ciudadanas».
Además, ha remarcado que «frente al totalitarismo, la tiranía y la demagogia, que tanto mal han hecho ya en el pasado, hay que proclamar y defender la legitimidad del pluralismo político, social, territorial, religioso o cultural y fomentar la convivencia y la tolerancia».
Eso sí, ha remarcado que convivencia y tolerancia sólo pueden darse en torno a un consenso básico alrededor de valores y principios comunes, que solo piden ser la dignidad de la persona, los derechos humanos y los valores propios del Estado de Derecho.
Convivencia, ha dicho, es vivir «juntos y no separados, unidos y no enfrentados», con respeto mutuo y no con uniformidad, pero sí partiendo de que los desacuerdos y discrepancias que surjan de esa pluralidad deben resolverse «conforme a Derecho».
El Rey ha reconocido que la democracia española «ha tenido que hacer frente a dificultades serias y graves», pero ha añadido que «la España constitucional ha demostrado su fortaleza democrática, sus firmes principios y sus convicciones sólidas y profundas».
Y se ha mostrado convencido de que el Estado, la Corona y la «inmensa mayoría del pueblo español» no escatimarán esfuerzos para que siga siendo así.
El Rey ha interpretado el premio no solo como una distinción a su persona y a la Monarquía Parlamentaria, sino como reconocimiento a la democracia española, a quienes fueron artífices de la Transición y la Constitución y a quienes siguen velando por su vigencia.
Y ha personificado ese homenaje en el expresidente Felipe González. «Una generación cuyo sentido de la historia de España y su visión de futuro han sido la base de nuestra convivencia democrática», ha dicho.
Es la segunda vez que este Congreso de juristas se celebra en España. La primera fue en 1979, con Juan Carlos I en la clausura, «como manifestación de apoyo a la naciente democracia constitucional española», y la segunda ahora «como muestra de la confianza de los juristas del mundo» en el Estado Social y Democrático de Derecho español, ha resumido el Rey.
En el acto han tenido una presencia destacada la ministra de Justicia, Dolores Delgado; el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, y el del Constitucional, Juan José González Rivas; los presidentes del Congreso y el Senado, Ana Pastor y Pío García-Escudero; el exalto representante de la UE Javier Solana; el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, y la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena.
Entre el público estaban la exvicepresidenta del Gobierno y consejera de Estado Soraya Sáenz de Santamaría; el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y el de Vox, Santiago Abascal, que a la salida del acto era el político más buscado por los asistentes al Congreso más jóvenes, que querían fotografiarse con él.