El abogado de La Manada ha defendido su inocencia ante el Tribunal Supremo al manifestar que «no eran cinco lobos rodeando a una chica», sino que la joven solo «buscaba un lugar oculto y oscuro» para mantener relaciones sexuales, porque si hubiera tenido miedo, «simplemente tenía que decir que no».
La defensa ha pedido en la vista de casación en el alto tribunal la absolución de José Ángel Prenda, Jesús Escudero, Alfonso Jesús Cabezuelo, Ángel Boza y Antonio Manuel Guerrero -condenados a 9 años por abuso y no agresión sexual- por entender que son «absolutamente inocentes» y que «no se han enfrentado a un juicio justo» porque «la sociedad ya dictó sentencia el 8 julio de 2016».
Su intervención se ha centrado en desacreditar a la joven. «¿Qué tenía que hacer, simplemente decir que no?. Claro que no es no, pero para que sea no, hay que decir no», ha señalado el letrado.
Aunque luego ha matizado que ella «tenía muchas maneras de decir que no» a los cinco condenados con tal de «hacer mínimamente una reacción negativa para que la parte contraria lo entienda».
Un extremo por el que tanto la Fiscalía como el resto de acusaciones le han replicado después por intentar cuestionar el relato de la víctima: «El silencio no es consentimiento», ha dicho el letrado que representa al Gobierno foral, acusación popular.
Durante su intervención, la defensa también ha sostenido que la joven madrileña de 18 años «no tuvo miedo, ni dolor ni sufrió daño» y que en los vídeos solo se escuchan sus «gemidos y jadeos», lo que acredita que fueron una relaciones sexuales buscadas y consentidas, porque previamente habían parado en un hotel para ver si había una habitación libre.
Ella, ha continuado, «buscaba un sitio oculto y oscuro» para mantener relaciones sexuales, «ella encabezaba el grupo y en las imágenes se ve que el grupo no andaba compacto» y, «aprovechando la denominación de que eran La Manada», ha dicho que «no eran cinco lobos rodeando a una chica» ni «estaban tendiendo una trampa».
Según él, «la chica había decidido mantener relaciones con cinco chicos y estaban esperando acceder a esa vivienda» y fue por este motivo que cuando entraron al edificio «no decidió marcharse» porque «estaba esperando un lugar para mantener relaciones sexuales tal y como habían pactado al principio» y que «un grito desgarrador a las 3 de la mañana hubiera hecho que alguien hubiera reaccionado».
Para el letrado, la joven no denunció por el abuso o agresión sino porque «cinco sinvergüenzas» la habían robado el móvil y «le produjo miedo lógico natural» porque pensó que esas imágenes podían colgarlas en una red social y hundirla la vida.
La Fiscalía le ha reprochado en respuesta que trate de reducir todo a que hubo consentimiento y que fue una «juerga». Se ha preguntado: «¿Qué juerga acaba con una persona tirada en un habitáculo en un portal de una calle desconocida a las tres de la mañana y desnuda?».
Ha asegurado que «abandonar a la víctima desnuda en este habitáculo y llevarse el terminal del móvil con la única finalidad de que no pudiera comunicarse es dato patente de que las relaciones que se mantuvieron en absoluto fueron consentidas» y que justo quien roba es el guardia civil (Antonio Manuel Guerrero), «que tiene conocimiento» de lo que ella hubiera podido hacer de tener el móvil.