El líder de Cs, Albert Rivera, ha dado por cerrada este viernes la crisis interna, tras las dimisiones de Toni Roldán y Javier Nart, y, en un discurso ante el Consejo General de Ciudadanos, ha animado «a quienes piensan que el sanchismo tiene que campar a sus anchas» a que «presenten su propio partido».
Si bien, fuentes del Cs han comentado que la invitación de Rivera a formar otro partido se refería a la patronal, sindicatos y bancos que le presionan para que se abstenga en la investidura de Pedro Sánchez, el exmiembro de la Ejecutiva de Cs, Toni Roldán, se ha dado por aludido y ha replicado, en un mensaje en su cuenta en Twitter, que no hay que crear un partido sino exigir reformas.
En su discurso, Rivera ha pedido a los suyos «remar» en la misma dirección -«si lo hacéis seréis compañeros»- y ha defendido un partido de valientes, «sin tutelas, ni presiones» que dirá «no a Sánchez y sí a la democracia» porque su objetivo es hacer una oposición «firme, humilde y con sentido de Estado».
A esas presiones también ha aludido la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el candidato a la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado.
Ambos han llamado, ante el Consejo, a defender el partido de presiones externas para no defraudar a los votantes que les apoyaron en las convocatorias electorales.
Por su parte, el eurodiputado Luis Garicano -quien atrajo a Toni Roldán al partido naranja- ha subrayado las palabras de Rivera para describir en un tuit a los miembros de la formación: «Ciudadanos libres e iguales» que reman «sin ambigüedades» en la misma dirección.
El líder de Cs en Castilla y León, Francisco Igea, ha calificado de «buena idea» la lanzada por Rivera y ha dicho que él va a seguir trabajando para evitar que «triunfen el sanchismo, la secesión y la falta de igualdad».
A principios de esta semana, Igea defendió en rueda de prensa la alternativa de una abstención que permitiera la investidura de Sánchez para que «el país no dependa en exclusiva» de los nacionalistas.
En cualquier caso, el Consejo General de Ciudadanos, que no se reunía desde las elecciones, ha cerrado filas en torno a su líder y ha aprobado, por unanimidad y sin ruegos ni preguntas, el nombramiento del diputado Marcos de Quinto como miembro de la Ejecutiva nacional, en sustitución de Roldán.
Ante el plenario de este órgano, Rivera ha prometido hacer una oposición «como no hizo el PP en 40 años» y ha advertido de que en estos momentos está en juego «tragarnos» a Pedro Sánchez «una legislatura, o una década».
Rivera ha admitido que el partido tiene «afluentes distintos», procedentes de tradiciones políticas diferentes, pero ha exigido que todos esos afluentes vayan en la misma dirección.
En definitiva, Rivera ha abogado por estar juntos, por ser el presidente de todos porque siempre ha creído «que sumar es mejor que restar».
Rivera ha querido dejar muy claro que España necesita «como agua de mayo» una oposición «firme y moderada» y ha reprochado al presidente en funciones que dos meses después de las generales «no se haya puesto a trabajar».
El presidente de Cs se ha preguntado quién, en su opinión, empuja a Sánchez a pactar con Bildu en Navarra, con los nacionalistas en Baleares o con Compromís en la Comunidad Valenciana: «No lo empuja nade, se tira en plancha».
Rivera también se ha cuestionado si a alguien le importa lo que diga Sánchez «con sus tentáculos» y ha respondido que no, porque el aval de Cs son sus 4,5 millones de votantes.
Ya en el Consejo, que no abordó ni estrategia de partido ni política de pactos, también se han aprobado por unanimidad las cuentas del ejercicio de 2018 que ha cerrado con superávit por cuarto año consecutivo.
En concreto, según ha informado la formación, se ha alcanzado un superávit del 10 por ciento tras registrar unos ingresos totales de 19,2 millones de euros, y un beneficio neto de 1,5 millones.
Por tanto y a fecha 31 de diciembre, la formación liberal no tiene ninguna deuda ni compromiso financiero con entidades bancarias, según la dirección del partido.