Telefónica ha planteado la creación de una 'carta de derechos digitales' que permita situar la confianza en el uso de los servicios digitales como uno de los elementos clave de una transición digital «centrada en la persona», al mismo tiempo que ha pedido a la Unión Europea que lidere la revolución digital «para hacer frente a China y Estados Unidos».
La carta que propone Telefónica se centra en que las personas deben tener control de sus datos y deben tener la opción de elegir libremente acerca del uso de sus datos personales, por lo que considera que se debe desarrollar y aplicar una nueva «ética de los datos», con mayor transparencia, control y capacidad de elección.
Estos datos tienen un valor económico e incluso podrían ser considerados en el futuro como un nuevo factor de producción con capacidad de generar riqueza, pero, hoy en día, la mayor parte de ese valor está en manos de un número reducido de plataformas digitales gigantes.
De hecho, una parte relevante de la capitalización de estas grandes plataformas se basa en el uso de estos datos, que también podría considerarse como parte del PIB de los países donde residen los usuarios.
En este sentido, la compañía que preside José María Álvarez-Pallete pide que sea Europa quien lidere el desarrollo a todos los niveles, sobre todo pensando en los ciudadanos europeos, y no quedar relegados por Estados Unidos y China.
Por eso, en su Pacto Digital, Telefónica ve «clave» que la Unión Europea adapte las normas de competencia y tenga en cuenta los nuevos competidores digitales y el papel de los datos, con el fin de que las reglas del juego se apliquen de igual manera para todos, lo que permitiría una igualdad de condiciones para las empresas.
MISMA FISCALIDAD
También cree que es fundamental" que la fiscalidad en el mundo digital no sea diferente y se tenga en cuenta el lugar donde se realizan las transacciones y se utilizan los servicios, además de que las infraestructuras digitales sean gravadas con impuestos semejantes a los demás sectores de la economía.
En el marco de la crisis del Covid-19, uno de los puntos de esta carta es que el uso de la tecnología digital tenga que ir de la mano «del respeto a la privacidad y el consentimiento de la persona». En algunos países como en Alemania se han desarrollado aplicaciones descentralizadas con altos niveles de protección de la privacidad que han hecho posible «una gran aceptación y adopción de la tecnología por parte de la población».
La visión de Telefónica es que «una digitalización centrada en el ser humano debería enfocarse en el fortalecimiento de la confianza en el uso de la tecnología, basarse en valores y en el uso responsable de la tecnología por parte de los sectores público y privado».
Otro aspecto es que el uso de la Inteligencia Artificial y del big data «debe respetar los derechos humanos y la privacidad, cumpliendo criterios de transparencia, comprensibles para las personas y ofrecer seguridad y protección».
La compañía española estima que los países deben establecer estrategias a largo plazo para reforzar su capacidad y soberanía digitales, a fin de poder dar forma e influir en el futuro de la Inteligencia Artificial y los datos, poniendo el foco en el problema existente con plataformas digitales "que acaparan y custodian solo en sus servidores y para uso propio los datos de millones de personas".
ACTUACIONES LLEVADAS A CABO POR LA EMPRESA
Telefónica ya está aplicando una serie de principios éticos a la Inteligencia Artificial como que las aplicaciones de IA deban dar resultados justos, sin impactos discriminatorios en relación con la raza, el origen étnico, la religión, el género, la orientación sexual, la discapacidad o cualquier otra condición personal; transparencia y facilidad para que los usuarios sepan que están interactuando con un sistema de Inteligencia Artificial, así como qué datos suyos se usan y para qué; o centrada en las personas, al servicio de la sociedad y generar beneficios tangibles para las personas, cuyos derechos humanos no pueden verse vulnerados.
Asimismo, tiene en cuenta una «privacidad y seguridad desde el diseño», es decir, preservando los datos tanto personales como anónimos y agregados, comprometiéndose a verificar la lógica y los datos utilizados por los proveedores.
Telefónica apunta al llamado 'Humanismo Digital' como la base de la transformación, al perseguir reducir de forma urgente las brechas digitales, conectar a todos y garantizar la igualdad de acceso al desarrollo y las tecnologías digitales.
Para lograrlo, cree que el incremento de inversiones en redes de fibra ultra rápida y de 5G debe convertirse en una prioridad fundamental para los políticos y reguladores.
«Es fundamental el desarrollo de esta 'carta de los derechos digitales' que proteja la dignidad y los derechos fundamentales de las personas en una sociedad impulsada por los datos. En Telefónica creemos que las posibilidades que abre esta revolución son enormes y debemos aprovechar su potencial para mejorar la calidad de vida y bienestar de las personas y generar riqueza. Todo es nuevo y nada está definido, lo que está generando incertidumbres. Necesitamos nuevas reglas, basadas en valores, que tendremos que escribir. La clave es actualizar el Estado de bienestar poniendo al día los valores europeos comunes: el humanismo», concluye el presidente de Telefónica, José María Alvarez-Pallete.