Los dos periodistas españoles que fueron secuestrados este lunes tras sufrir un ataque en el este de Burkina Faso, han sido asesinados, según ha informado, a falta de una confirmación oficial de las autoridades del país, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Se trata de David Beriain y Roberto Fraile.
Según ha explicado González Laya en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, aunque la información aún es «confusa», todo indica que dos de los cadáveres encontrados en el lugar del ataque corresponden a los dos periodistas españoles que, junto a un reportero irlandés, estaban realizando un documental sobre la caza furtiva en la región.
El suceso ha ocurrido en la zona de Pama, donde individuos armados emboscaron a una patrulla de unos cuarenta efectivos burkineses contra la caza furtiva, en la que iban empotrados los periodistas españoles.
Laya ha indicado que se trata de una zona peligrosa, en la que actúan grupos terroristas, furtivos y bandidos, además de redes yihadistas.
Los dos fallecidos -David Beriain, natural de Pamplona, y Roberto Fraile, natural de Barakaldo (Vizcaya),- son dos periodistas que realizaban un documental sobre los esfuerzos de las autoridades de Burkina Faso para proteger los parques naturales del país frente a la caza furtiva y las comunidades que habitan en ellos.
Ambos formaban parte de un grupo de unas 40 personas con las que se perdió el contacto hacia las 15.30 horas del lunes en un parque natural situado en la frontera entre Burkina Faso y Benín, una «zona peligrosa por ser campo de operaciones de terroristas, cazadores furtivos y bandidos», ha subrayado González Laya, que ha lamentado la «triste noticia».
Los dos españoles, ambos varones, se encontraban en paradero desconocido junto a un irlandés y un miembro de las fuerzas de seguridad burkinesas tras un ataque ejecutado por personas armadas no identificadas contra una patrulla mixta de la unidad contra la caza furtiva en la provincia de Kompienga (este).
Los medios locales habían informado de que dicho ataque se saldó con tres heridos y cuatro desaparecidos y posteriormente han indicado, citando fuentes de seguridad, que los tres occidentales han sido ejecutados por sus captores, si bien otros apuntan a que habrían resultado heridos en la emboscada.
El ataque, perpetrado cerca de la localidad de Pama, capital de la provincia, se saldó además con el robo de armamento y equipamiento por parte de los asaltantes. Entre el material se encuentran dos ametralladoras montadas sobre vehículo, un dron, doce motocicletas y receptores de frecuencia.
El este y el norte de Burkina Faso han sufrido un aumento de la inseguridad durante los últimos años, especialmente a causa del repunte de los ataques por parte de grupos yihadistas, entre ellos la rama de Al Qaeda en el Sahel, el Grupo para el Apoyo del Islam y los Musulmanes (JNIM), y Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS), que han provocado además un incremento de los enfrentamientos intercomunitarios.
En mayo de 2019, dos turistas franceses fueron secuestrados junto a su conductor, que fue asesinado, en el parque natural de Pendjari, en Benín y fronterizo con Burkina Faso, país al que fueron trasladados por sus captores y donde fueron rescatados en una operación de las fuerzas especiales galas en el que murieron dos militares.
El Ejército burkinés confirmó el lunes que durante la última semana de operaciones antiterroristas han muerto cuatro militares y han sido «neutralizados» dos supuestos terroristas, tal y como ha recogido el portal de noticias Burkina24.
Ante esta situación, el primer ministro de Burkina Faso, Christophe Dabiré, abrió a principios de febrero la puerta a un posible proceso de diálogo con los terroristas. «No decimos que Burkina Faso esté en contra de las negociaciones con los terroristas», afirmó en un discurso ante el Parlamento.
«Terroristas»
El Gobierno de Burkina Faso atribuyó a «terroristas» la muerte de los dos periodistas españoles y uno irlandés que fueron secuestrados en el este del país. «Por ahora, la identidad de los secuestradores no ha sido claramente establecida», afirmó el ministro de Comunicación y portavoz del Ejecutivo, Ousséni Tamboura, quien subrayó que «el balance humano del incidente es de tres heridos y cuatro desparecidos, incluidos los tres expatriados y un burkinés». Pero un comunicado añadió: «Sin embargo, las imágenes de los cuerpos sin vida de tres expatriados aún no identificados formalmente están circulando en las redes sociales».
Desde Madrid, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, lamentó la muerte de los dos reporteros españoles en su cuenta de la red social Twitter.
«Se confirma la peor de las noticias. Todo el cariño para los familiares y allegados de David Beriain y Roberto Fraile, asesinados en Burkina Faso», afirmó Sánchez, en alusión a los dos compatriotas asesinados, que tenían 44 y 47 años, respectivamente. «Y nuestro reconocimiento a quienes, como ellos, realizan a diario un periodismo valiente y esencial desde las zonas de conflicto», añadió el mandatario español.
El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) condenó los asesinatos y exigió una investigación del suceso. «Las autoridades de Burkina Faso deben investigar de manera exhaustiva y transparente los asesinatos de los periodistas David Beriain y Roberto Fraile y asegurarse de que los responsables sean encontrados y llevados ante la justicia», dijo la coordinadora del programa de África del CPJ, Angela Quintal.
Ousséni señaló que el ataque ocurrió este lunes alrededor de las 09:00 hora local (misma GMT), cuando individuos armados se dirigieron hacia un «convoy mixto» formado por efectivos de las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) de Burkina Faso y ciudadanos extranjeros en el eje Fada N'Gourma-Pama, en la Región del Este.
«Terroristas que abrieron fuego»
«El incidente --dijo el portavoz burkinés-- tuvo lugar precisamente a la altura de la reserva de Pama, donde los elementos del convoy iban en un vehículo y en motoclicletas. Los expatriados eran tres, de nacionalidades española e irlandesa». El ministro agregó que, «según las primeras informaciones disponibles, durante su excursión el equipo se encontró con una posición ocupada por terroristas que abrieron fuego».
Según medios locales, individuos armados emboscaron a una patrulla de efectivos burkineses contra la caza furtiva en la zona de Pama, capital de la provincia de Kompienga, en la que iban empotrados los periodistas españoles. «Los secuestradores lograron llevarse equipo militar», confirmó a Efe una fuente del Ejército burkinés que pidió el anonimato tras subrayar que «están en marcha operaciones de búsqueda».
Los atacantes están escondidos en un bosque de la zona, muy repleta de vida salvaje que atrae a los cazadores, según la misma fuente militar, que no facilitó más detalles.
Fuentes de seguridad revelaron al diario local Infowakat que los agresores también se llevaron doce motocicletas, un dron y aparatos transmisores y receptores de frecuencia.
Aunque se desconoce, de momento, la autoría de estos crímenes, Burkina Faso sufre ataques yihadistas desde abril de 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a Al Qaeda secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina de manganeso Tambao, en el norte del país. El hombre aún sigue desaparecido.
La región más afectada por la inseguridad es la del Sahel, situada en el norte y que comparte frontera con Mali y Níger, aunque la inseguridad se ha ido expandiendo a provincias limítrofes, y desde el verano de 2018 afecta también al este del país.
Los actos terroristas se atribuyen con frecuencia al grupo local burkinés Ansarul Islam, a la coalición yihadista del Sahel Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GSIM) y al Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), que atacan también en Mali y Níger.
Como consecuencia de la violencia, Burkina Faso sufre la crisis de desplazados que más rápidamente crece en el mundo, con un millón largo de personas fuera de sus hogares (más de uno por cada 20 habitantes).
Burkina Faso forma parte del G5 Sahel, una coalición militar regional integrada también por Mali, Níger, Mauritania y Chad, y cuya misión es combatir contra los yihadistas en esa región africana.