Las mujeres españolas en todas las franjas de edad manifiestan su intención de tener una media de dos hijos, un deseo que dista mucho de la realidad, ya que la tasa de fecundidad se sitúa en 1,3 hijos por mujer, una de la más bajas del mundo, que hace de España el país europeo con una de las mayores brechas entre fecundidad deseada y lograda.
Es una de las principales conclusiones del informe del Observatorio Social de la Fundación La Caixa «Estado del bienestar, ciclo vital y demografía», presentado este jueves en Madrid y que dedica un apartado a estudiar «¿Por qué las mujeres no tienen todos los hijos que dicen querer tener?». Y la razón principal, según han explicado las autoras del estudio, Alícia Adserà, de la Universidad de Princeton, y Mariona Lozano, del Centro de Estudios Demográficos, son las condiciones adversas del mercado laboral, las dificultades para crear un hogar, el aumento de la inestabilidad en las parejas y la falta de apoyo para facilitar la conciliación entre trabajo y familia.
Según la última encuesta de fecundidad (del año 2018), España tiene una de las tasas más bajas del mundo (1,3 de hijos por mujer) y la edad media de las mujeres en el nacimiento del primer hijo se encuentra entre las más altas a nivel internacional (30,9 años). Sin embargo, esta misma encuesta refleja que las españolas, en todas las franjas de edad, desearían tener o haber tenido dos hijos. Más concretamente, alrededor del 35 % de las mujeres que han superado la edad reproductiva óptima querría haber tenido más descendencia y aproximadamente el 19 % de más de 45 años no tiene hijos, una cifra que está por encima de la media europea y sólo por debajo de países como Italia, Reino Unido y Países Bajos, que se acercan más al 20 %.
Adserà ha subrayado que España lleva 30 años reduciendo sus tasas de fecundidad. «Ha batido todos los récords» y ha sido uno de los países en los que los nacimiento cayeron más rápidamente, desde finales de los años 80. Esto, unido a que la esperanza de vida es de las más elevadas del mundo, ha generado que la pirámide poblacional de España tenga forma de rombo, con las consecuencias que esto tiene para el estado del Bienestar y el sostenimiento de las pensiones.
Los factores que explican la brecha entre fecundidad deseada y fecundidad lograda son -a juicio de las autoras- las dificultades que las mujeres encuentran para alcanzar la estabilidad en las distintas esferas de la vida, desde emanciparse a encontrar un empleo digno y encontrar una pareja estable. Las condiciones económicas destacan de manera especial cuando se pregunta a las mujeres cuál es la principal razón por la que no han cumplido sus planes de fecundidad, ha destacado Adserà, que apunta a que la demora a la hora de formar una familia refleja el aumento de la precariedad que están sufriendo las generaciones más jóvenes. Lograr la independencia económica, requisito previo en la mayoría de los casos para formar una pareja estable y para tener hijos, es el primer escollo con el que se encuentran los jóvenes y, en este sentido, ha recordado que el paro juvenil y el porcentaje de trabajo temporal en España están entre los más altos de Europa.
En cuanto a las políticas de apoyo a la natalidad, como el cheque bebé, no surten el efecto deseado, según estas expertas, que consideran que sólo han afectado de forma temporal al momento en que se han producido los nacimientos. Por contra, apuestan por cambios en la conciliación entre vida laboral y familiar, que los hombres dediquen más tiempo a las tareas domésticas para reducir la «segunda jornada laboral» que les espera a muchas mujeres al llegar a casa después del trabajo, y mejoras en el mercado laboral como «receta» para favorecer la fecundidad.