El Ministerio de Sanidad ha endurecido el protocolo del virus de la viruela del mono aconsejando a los contagiados que usen preservativo en las 12 semanas posteriores a concluir el aislamiento o pidiendo a los locales donde se practica sexo en grupo, como saunas o cuartos oscuros, a extremar la higiene. En esta nueva actualización, la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta señala que, desde que saltara la alarma en abril, «va poniéndose de manifiesto que el mecanismo de transmisión más importante es el que ocurre en el contexto de un contacto físico estrecho y prolongado de manera directa o indirecta», principalmente en las relaciones sexuales de alto riesgo. Ante ello, el nuevo protocolo mantiene la recomendación de que los infectados se aíslen en una habitación separada de otros convivientes hasta que desaparezcan las lesiones y eviten el contacto y las relaciones sexuales. Durante ese periodo deberán usar mascarilla, tener sus propios utensilios, no salir salvo para ir al médico, evitando el transporte público y no tener contacto con animales.
Uso del preservativo después del aislamiento
Pero esta nueva actualización incorpora otras recomendaciones, como la de usar preservativo en las 12 semanas posteriores a concluir el aislamiento o, si han sido diagnosticados fuera de su lugar de residencia, no regresar hasta haberlo finalizado. «No obstante, tras una valoración por las autoridades de salud pública de la comunidad autónoma el caso podrá regresar al lugar de residencia siguiendo las recomendaciones»; de hacerlo, deberá ser en transporte privado y, si no es posible, usar uno público «siempre que permita condiciones de aislamiento». Si el aislamiento lo ha hecho fuera de su domicilio, como hoteles, albergues, hostales u otros, el personal de limpieza que acceda a la habitación deberá equiparse con mascarilla FFP2, guantes, bata impermeable y calzas y sacarán los materiales potencialmente contaminados en bolsas cerradas.
Los contactos seguirán sin hacer cuarentena
Mientras, los contactos estrechos seguirán sin hacer cuarentena, midiéndose la temperatura una vez al día durante 21 días tras la exposición; eso sí, deberán extremar las precauciones y reducir todo lo posible las interacciones sociales, utilizando de forma constante la mascarilla y absteniéndose de mantener contactos sexuales durante el periodo de seguimiento. Si aparece fiebre o cualquier otro síntoma compatible, deberá hacer aislamiento domiciliario inmediato y contactar de forma urgente con el responsable del seguimiento. El aislamiento concluirá si en un plazo de cinco días no se desarrolla exantema o se diagnostica otra enfermedad.
Limpieza más allá de la rutina
El protocolo mantiene las mismas medidas de control medioambiental, que van del lavado de la ropa de los contagiados en lavadora estándar a 60 grados o no compartir sus platos y cubiertos y la limpieza de objetos contaminados con desinfectantes hospitalarios o con lejía a una concentración del 0,1 %. Y añade otra para los locales donde se practica sexo, «especialmente en grupo», como «saunas, cuartos oscuros y clubes sexuales». En este sentido, señala que estos locales «suelen tener protocolos estandarizados para la limpieza frecuente», pero pide que, además de la de rutina, se limpien «con mayor frecuencia durante periodos de gran actividad o si se ensucian con fluidos corporales». «Las áreas que deben ser objeto de limpieza incluyen cualquier superficie que pueda estar en contacto con la piel de las personas, como bancos, sillas, paredes, camas y sofás. Los desechos, como pañuelos, condones y toallas de papel, deben colocarse en bolsas dobles y gestionarse mediante la gestión estándar de desechos», subraya.
Otras vías de transmisión
Según el último informe publicado este lunes por Sanidad, a 30 de junio se habían notificado 1.126 casos confirmados de «monkeypox» en 16 comunidades y, «como en el resto de países» afectados por el brote, la mayoría, un 86,7 %, han sido identificados fundamentalmente en población HSH (hombres que tienen sexo con hombres). Pero «si dicha transmisión sostenida no es controlada de manera óptima, hay un riesgo importante de que esta se desplace a otros grupos poblacionales por el mismo mecanismo de transmisión, siendo posible la afectación de otros grupos y la aparición de casos graves en poblaciones vulnerables». De hecho, la edad de los afectados oscila entre los 3 y los 67 años, con lo que habría al menos un niño infectado. La población infantil junto a embarazadas, adultos jóvenes y personas inmunocomprometidas, es la que mayor riesgo tiene de enfermedad grave.
La mayoría de cuadros son leves
La inmensa mayoría de cuadros han sido leves aunque la enfermedad puede tener complicaciones, como infecciones bacterianas secundarias, bronconeumonía, sepsis, encefalitis e infección de la córnea, con la consiguiente pérdida de visión. En España, las que se han identificado son úlceras bucales y sobreinfecciones bacterianas, aunque también otras más graves como proctitis -inflamación del recubrimiento del recto- y úlceras corneales. Pese a que la principal vía de transmisión es la del contacto estrecho y prolongado con lesiones en la piel, costras o fluidos, también hay otros mecanismos «menos importantes» como el contacto prolongado cara a cara a través de secreciones respiratorias de una persona infectada. También pueden serlo objetos (como ropa o textiles) que hayan sido usados por personas infectadas o la placenta en mujeres embarazadas. Aunque se ha detectado en este fluido, «se desconoce si es viable en semen o fluidos vaginales y la importancia que este hallazgo puede tener en la transmisión de la infección». También es posible que las personas se contagien de animales infectados, ya sea al ser arañados o mordidos o al preparar o comer carne o usar sus productos.