El pasado mes de julio, cuando se registraron récord de temperaturas máximas en casi todo el país y la COVID causaba hasta 500 muertes en alguna semana, fallecieron en España cerca de 40.000 personas, 9.646 más que en el mismo mes de 2019. Según los datos publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística, los 39.924 fallecimientos registrados entre el 4 y el 31 de julio -el INE facilita esta estimación por semanas-, fueron 9.168 y 7.971 más que en el período equivalente de los años 2020 y 2021, respectivamente, en plena pandemia aunque coincidiendo en ambos casos con fases de baja mortalidad por COVID.
En términos relativos, el incremento de las defunciones en julio de este año ha sido del 24,95 % respecto al mismo mes de 2021, del 29,81 % en comparación con el de 2020 y del 31,86 % en relación al de 2019. La estadística del INE viene a confirmar las estimaciones del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, que adelantaron que en julio se habrían producido 10.928 muertes más de las esperadas para ese período, de las que 2.223 son atribuibles a las altas temperaturas. La cifra total de exceso de mortalidad del mes pasado sería, según el MoMo, muy superior a las 2.385 estimadas para el mismo período de 2021, las 1.972 de 2020 o las 1.057 de 2019.
Por comunidades autónomas, el incremento de la mortalidad respecto a julio de 2021 prácticamente dobló la media en Navarra (49,62 %), Castilla y León (48,71 %) y Cantabria (47,39 %) y, en cambio, fue menor en Cataluña (8,27 %), Canarias (16,80 %), Andalucía (17,26 %), Aragón (18,45 %) y Baleares (18,50 %). En relación con 2019, antes de la COVID, las mayores subidas del número de fallecimientos en julio corresponden a Castilla y León (49,55 %), Extremadura (42,82 %) y Cantabria (42,54 %) y los menores a Aragón (13,79 %) y Cataluña (15,56 %). Se da la circunstancia de que en esta comparación, en Ceuta las muertes se dispararon un 75,76 % mientras que en Melilla cayeron un 16,67 %.