Guillermo Cruz ha pasado de ser uno de los mejores sumilleres del mundo a estar acusado de robar vino. El zaragozano fue reconocido mejor sumiller del mundo en 2016 y dos años después, en 2016, quedó clasificado como uno de los mejores 20. Este miércoles ha declarado en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Gipuzkoa. El restaurante Mugaritz -con dos estrellas Michelín- en el que trabajaba, le denunció por apropiarse de botellas de vino valoradas en 31.854 euros. La Fiscalía solicita dos años y tres meses de prisión.
El ex sumiller de Mugaritz Guillermo Cruz, que está siendo juzgado en San Sebastián, acusado de vender vino del restaurante de Andoni Luis Aduriz, ha asegurado que todas las botellas con las que comerció eran suyas, algunas compradas antes por él mismo al propio establecimiento. Cruz ha alegado que el chef vasco conocía todas las operaciones que él realizaba y que, de hecho, mandaba las botellas que había vendido por el servicio de mensajería del restaurante porque no tenía nada que ocultar. Ha defendido que era habitual que los trabajadores utilizaran esa mensajería para envíos personales y que también era normal que compraran productos que los proveedores servían al restaurante porque, además de obtenerlos a precio de coste, «era una forma de generar efectivo» que el restaurante necesitaba para pagar a particulares, como los cazadores y coleccionistas de vino, que no emitían factura.
El fiscal pide para el procesado, reconocido como Mejor Sumiller de España en 2014, una pena de dos años y tres meses de prisión por un delito de apropiación indebida y el pago de una indemnización de 31.854 euros a la parte perjudicada por haber vendido botellas de vino propiedad del restaurante de Errenteria en varias ocasiones a lo largo de 2018. La acusación particular, en representación de Mugaritz, eleva su solicitud a cuatro años y seis meses y a 50.000 euros de indemnización, ya que ha sumado al importe que el restaurante había calculado por la apropiación otro facilitado al juzgado por un proveedor de Barcelona que compró vino al sumiller también en 2016 y 2017. Cruz ha explicado que comenzó a trabajar en el restaurante de Aduriz, reconocido con dos estrellas Michelin, en 2012, que a partir de 2016 lideró el equipo de sumillers y que en 2017 y 2018, sus últimos dos años en Mugaritz antes del despido, ejerció asimismo de responsable de sala. Ha asegurado que durante ese tiempo se encargó del trato directo con los proveedores y decidió los vinos que se compraban y los que se vendían al personal. Él adquirió «muchas botellas». «Pude comprar más de 100 o más de 200, incluso», ha remarcado.
«A Andoni siempre le daba cuentas de lo que hacía», ha afirmado el sumiller, que ha dicho que la de Mugaritz «tampoco era una bodega tan especial», que la botella más cara tenía un valor de unos 400 euros, aunque llegó a poseer una de Jerez de 1728 «de valor incalculable» que él había regalado al restaurante, obsequio que no fue el único por su parte, ha destacado. Ha insistido en que las botellas de las que, según los responsables del restaurante, él se apropió fueron servidas como maridajes a los clientes y ha recalcado que esa era una forma de «multiplicar el precio de una manera exponencial», pues «ningún restaurante espera años para que la botella valga el doble». Cruz ha señalado que es habitual entre expertos y coleccionistas estas ventas de botellas de vino y que no se suele preguntar sobre su procedencia porque «es algo irrelevante». «Es como lo de coger setas, que no te gusta decir cuál es tu sitio», ha apostillado.