El rey Juan Carlos I ha llegado este miércoles a Sanxenxo, minutos antes de las 15 horas junto a su amigo personal y regatista Pedro Campos, donde se alojará los próximos días en su estancia en el municipio pontevedrés. El ex monarca ha llegado a Nanín en un Volvo XC90 gris conducido por Campos y en el que ocupaba el asiento del copiloto. No ha hecho ningún tipo de declaración ni ha bajado la ventanilla, pero sí que ha saludado a la multitud de medios de comunicación que lo esperaban.
De esta forma, en el entorno de la casa, tras la salida de Pedro Campos hacia Vigo, han estado presentes varias personas de seguridad y han colocado vallas de protección para cuando llegase.
Allí, los medios se han agolpado para poder recibir al ex monarca e incluso algunos transeúntes se han detenido ante la expectación para poder verlo. Aún así, la llega ha transcurrido con normalidad. Juan Carlos I ha aterrizado en Vigo a las 14 horas en un vuelo privado procedente de Abu Dhabi. Una vez en tierra, ha bajado del avión directamente a pista vestido con una camisa azul y una americana marina.
Así las cosas, se espera que el rey participe estos días con su barco, el 'Bribón', en las regatas que el municipio pontevedrés celebra este fin de semana, aunque fuentes del entorno de don Juan Carlos consultadas por Europa Press no han desvelado ningún detalle de la agenda ni el tiempo que tiene previsto el exmonarca permanecer en el país.
La primera visita que hizo a España fue finales de mayo del año pasado y había generado enfado en la Casa del Rey, debido a la expectación con la que se siguieron todos sus movimientos durante su estancia en Sanxenxo y al interés suscitado, muy lejos de la privacidad con la que había manifestado que quería que transcurrieran este tipo de desplazamientos.
Así se lo hizo ver Felipe VI en el encuentro que ambos mantuvieron en Zarzuela el 23 de mayo. Tras el mismo, la Casa del Rey le recordó a Juan Carlos en un comunicado que en su carta para notificarle que Abu Dhabi sería su residencia permanente también le había dicho que cuando visitara España quería hacerlo con «la mayor privacidad posible».
Entonces, el mensaje caló aparentemente en el emérito, ya que no regresó en junio para una nueva regata como se había adelantado, y en los meses siguientes mantuvo un inusual silencio, sin recurrir a su entorno más cercano para trasladar mensajes sobre sus intenciones o sobre su vida en el exilio emiratí.