Hacer la compra es un 1,7 % más caro que hace un año, el dato más bajo de inflación alimentaria desde hace tres ejercicios y con el que el gran consumo despide un 2024 de tránsito hacia la normalidad: la rebaja del IVA de los alimentos básicos pasará a la historia en 2025.
Ya en octubre se recuperó parte de la tasa que se había suprimido a inicios de 2023 para paliar la histórica subida de la cesta de la compra -que llegó a repuntar hasta el 16,6 %, en febrero de 2023-, y los alimentos básicos subieron al 2 % (desde el 0 %) y la pasta y los aceite de semillas de 5 % al 7,5 %.
El 1 de enero de 2025 se prevé que los básicos suban al 5 % y las pastas y los aceites de semillas, al 10 %.
Mención aparte merece el aceite de oliva, un alimento cuyos precios han estado especialmente impactados por dos cosechas sucesivas cortas.
El último dato del Índice de Precios al Consumo (IPC) de noviembre reflejó una caída de precio del aceite de oliva del 3,7 % en su tasa anual, en contraste con la subida del 66,7 % que registró en el mismo mes de 2023.
Sumado a los temores de los productores por el comportamiento de la nueva campaña, el aceite de oliva estrenará el 2025 una nueva categoría de IVA, del 4 %, al ser considerado del grupo de alimentos básicos, en lugar del 10 % al que tributaba antes de la rebaja del 2023 y al que siguen perteneciendo otros alimentos como carnes y pescados.
Además de los datos del IPC, los analistas y las administraciones detectan una relajación en la subida de precios en este 2024, en el que no han cambiado -de momento- muchos de los hábitos de los consumidores para controlar su gasto.
La última reunión del Observatorio de la cadena alimentaria - un órgano colegiado del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para optimizar el funcionamiento de la cadena alimentaria-, concluyó que el incremento en gasto de alimentación en 2024 está siendo inferior a la inflación.
Con datos de la consultora Kantar, el Observatorio también constató cómo los incrementos de precios se ralentizan semanalmente en este ejercicio, incluso con semanas de bajadas durante el verano.
La estabilidad llama a la puerta del gran consumo
Los analistas detectan cierta estabilidad después de años de vaivenes y comportamientos extraordinarios en el sector alimentario, de tradición estable pero alterado en los últimos tiempos por motivos exógenos como las compras de acopio en la pandemia o la subida de los costes de producción y, por ende, de los precios, como consecuencia de guerra en Ucrania.
El director de perspectivas del consumidor -Consumer Insights Consulting- de Kantar Worldpanel, César Valencoso, señala a Efeagro que el mercado vuelve a estar «mucho más reconocible y fácil de interpretar», con la relajación de la inflación.
Con esta estabilidad y sin prever nuevos «cambios bruscos», los actores de la cadena de valor del gran consumo han iniciado en 2024 un nuevo ciclo en el que han recuperado sus comportamientos habituales.
«La gran batalla pasa de ser una lucha contra la inflación (cuánto puede repercutir en precio y cómo te castiga los márgenes) a la competición entre diferentes marcas o entre los fabricantes y la distribución», apunta Valencoso.
Para la directora general de NIQ para Iberia, Patricia Daimiel, «los precios suben en menor medida, pero es una subida acumulada» a la de los años anteriores, por lo que hay «una serie de hábitos del consumidor que no se van a olvidar tan pronto».
De hecho, según sus datos, los precios de la alimentación siguen siendo muy importantes para el 33 % de los consumidores, por lo que persistirá la racionalización de las compras, la búsqueda activa de promociones y la apuesta por la marca de distribución, cuyo desarrollo es otro efecto colateral de la crisis inflacionaria y supone el 50 % de la compra.
De cara a 2025, este escenario de normalidad puede verse afectado por la situación internacional si se adoptan nuevas medidas proteccionistas pero «el PIB y la economía está aguantando, y lo más importante de todo para el consumo, el empleo», concluye.