Las redes sociales resultan un terreno abonado para la desinformación. El papel lo soporta todo, dicen, mucho más las pantallas. Sin controles ni nadie que contraste ni verifique las informaciones, los bulos y rumores de todo tipo campan a sus anchas. Precisamente lo hemos visto últimamente en referencia a la oleada de incendios que, desde hace unas semanas, asola buena parte de la Península, con especial énfasis en Castilla y León o Galicia. Cuáles son las tesis más kafkianas y las teorías más osadas que estos días se han plasmado en los medios sociales, con especial profusión entre los sectores de extrema derecha.
A la vista del trabajo de las autoridades policiales y judiciales, muchos de los fuegos que durante este mes de agosto han calcinado demasiados miles de hectáreas al norte de la Meseta han sido provocados por pirómanos. Estos incendiarios, en muchos casos, pueden albergar intereses oscuros que motiven su acción de prenderle fuego al bosque. Ha habido quien ha asegurado que el Gobierno de Pedro Sánchez ha hallado tierras raras, que quiere comercializar con China. Ello motivaría, para algunas mentes adeptas a la conspiranoia (a medio camino entre la conspiración y la paranoia), que los incendios sean un paso previo a esa explotación soterrada. Cabe mencionar que incluso las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han salido al paso para desmentir algunas de estas afirmaciones.
Las redes sociales y su intrínseca ausencia de mecanismos de verificación eficaces ha permitido que la información falsa circule libremente, sembrando dudas infundadas y alcanzando niveles alarmantes, especialmente cuando se trata de sucesos que captan la atención mediática como los recientes incendios forestales. Ya lo vimos durante la dana en València. En esta ocasión las autoridades han identificado a diversos pirómanos como responsables de muchos de estos siniestros, pero esto no ha impedido que proliferen explicaciones alternativas carentes de fundamento, particularmente entre sectores ideológicos extremistas.
Lejos de aceptar las conclusiones oficiales, ciertos grupos han elaborado narrativas alternativas que vinculan estos sucesos con supuestas conspiraciones gubernamentales, agendas internacionales o intereses económicos ocultos. Entre las teorías más descabelladas que han circulado durante las últimas semanas destaca la que asegura que el Gobierno de coalición que encabeza Sánchez habría descubierto yacimientos de tierras raras en zonas forestales y estaría provocando incendios para facilitar posteriormente su explotación. Los propagadores de esta información falsa sugieren acuerdos secretos con el gigante asiático para la comercialización de estos minerales estratégicos, algo que carece completamente de fundamento.
Otra narrativa que ha ganado tracción en determinados círculos afirma que los incendios forman parte de una estrategia para implementar la llamada Agenda 2030, sugiriendo que se trata de un plan premeditado para despoblar zonas rurales en el marco de las tesis woke a las que tanto atizan, por ejemplo, el presidente Donald Trump o más inmediatamente Vox. Los defensores de esta teoría ignoran deliberadamente las investigaciones que demuestran que muchos de los fuegos tienen origen en actividades humanas negligentes o directamente criminales, como han confirmado las detenciones realizadas por la Guardia Civil durante el verano.
También han proliferado mensajes que relacionan los incendios con intereses urbanísticos o con la instalación de energías renovables. Según estos bulos, las zonas quemadas serían posteriormente recalificadas para construir urbanizaciones o instalar plantas solares y eólicas, obviando que la legislación española prohíbe expresamente el cambio de uso del suelo forestal afectado por incendios durante al menos 30 años.
En cualquier caso las plataformas digitales han jugado un papel crucial en la difusión de estas teorías. Un análisis realizado por expertos en desinformación muestra que los contenidos falsos sobre incendios pueden alcanzar hasta diez veces más interacciones que las informaciones verificadas procedentes de fuentes oficiales o medios de comunicación rigurosos.
El funcionamiento de los algoritmos de las redes sociales, que priorizan el contenido que genera mayor engagement emocional, favorece la viralización de teorías conspirativas sobre explicaciones más prosaicas pero veraces. Las publicaciones alarmistas que apelan a emociones como el miedo o la indignación logran captar la atención y provocar reacciones impulsivas entre usuarios que no contrastan la información recibida, validándola de forma automática e incluso contribuyendo a su proliferación.
Aunque todas las ideologías pueden ser susceptibles de difundir o creer bulos, diversos trabajos señalan que los sectores vinculados a la extrema derecha han sido particularmente activos en la creación y difusión de narrativas conspiranoicas relacionadas con los incendios forestales en España. Estas corrientes suelen incorporar elementos anti-sistema y desconfianza hacia las instituciones oficiales, lo que facilita la aceptación de explicaciones alternativas.
Respuesta institucional
Ante la proliferación de estos bulos, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han intensificado su labor informativa. La Guardia Civil, a través de sus canales oficiales, ha desmentido categóricamente muchas de estas teorías y ha publicado regularmente actualizaciones sobre las investigaciones en curso relacionadas con los incendios declarados durante este verano.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha lanzado también una campaña específica para contrarrestar la desinformación, explicando las verdaderas causas de los incendios forestales y las medidas de prevención adoptadas. Los expertos en gestión forestal insisten en que los factores principales que explican la virulencia de los incendios son el cambio climático, el abandono rural y la falta de gestión adecuada de las masas forestales. Además, diversas organizaciones de fact-checking han intensificado su actividad durante esta temporada de incendios, publicando verificaciones detalladas que desmontan las teorías más extravagantes. A pesar de estos esfuerzos, el fenómeno de la desinformación sigue representando un desafío considerable para la sociedad española; en este contexto la polarización política crea el ecosistema perfecto para que los bulos prosperen, especialmente en situaciones de crisis que apelan directamente a los sentimientos más humanos.
PiliPues no creo que fuera la Ayuso porque ella llamó por teléfono al señor cambio climático para preguntarle si había sido el que había pegado fuego a todo eso y el señor cambió climático le contestó que no había pegado fuego a nada y le dijo que le preguntara a los social comunistas a ver qué es lo que ha pasado