La ruta migratoria del Mediterráneo central entre Libia e Italia se ha convertido en una de las más peligrosas para los niños refugiados, víctimas de agresiones, abusos sexuales o detenciones a lo largo del viaje, que nueve de cada diez menores emprenden solos, alertó este martes Unicef.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicó el informe «Una travesía mortal para los niños: La ruta de la migración del Mediterráneo central», que revela que 25.846 de los 28.223 menores que lograron llegar a Italia no estaban acompañados.
Esta cifra duplica el total registrado en 2015, recordó Unicef, que asimismo advirtió de los riesgos a los que se exponen los menores en la travesía.
La mayoría de estos inmigrantes y refugiados huyen de la guerra y de la miseria desde países del África subsahariana e intentan llegar a Europa por mar desde las costas libias.
Por otra parte, en enero el número de personas obligadas a confiar en contrabandistas para llegar a Italia por mar ascendió a 4.463.
Tan solo en la última semana del mes, cuando las condiciones meteorológicas eran más duras, 1.852 inmigrantes y refugiados cruzaron de esta manera el mar, cifra que multiplica por ocho las llegadas del mismo periodo de 2016.
«La ruta del Mediterráneo central es una de las más mortales para los niños y las mujeres», reconoció la directora regional y coordinadora especial de la crisis migratoria en Europa de Unicef, Asfhan Khan.
La inestabilidad y el caos que reina en el país norteafricano, sumido en un conflicto civil desde 2011, facilita la actuación de mafias y traficantes que se aprovechan de la situación precaria y desesperada de los más de 255.000 inmigrantes -23.000 de los cuales son niños- que permanecen atrapados en Libia.
Los resultados de una encuesta realizada por Unicef a más de ochenta mujeres y a cuarenta niños inmigrantes atrapados en centros de detención libios revela «el terrible nivel de abuso que se produce a lo largo de la ruta migratoria».
La mayoría de los niños y las mujeres indicaron que habían tenido que pagar dinero a los contrabandistas al comienzo de su viaje y que ahora tenían deudas que debían «pagar a medida que avanzaban» en la travesía, algo que les convierte en aún «más vulnerables al abuso, al secuestro y a la trata».
Los encuestados denunciaron que en los centros de detención libios -administrados tanto por el Gobierno como por las milicias armadas- vivían hacinados en duras condiciones, sin alimentos nutritivos ni refugio adecuado.
Unicef recordó que solo tiene acceso a «menos de la mitad» de los 24 centros de detención administrados por el Gobierno de Libia, en los que se calcula que quedaron bloqueados de 4.000 a 7.000 inmigrantes.
Por otro lado, las organizaciones humanitarias no tienen manera de socorrer a los refugiados que se encuentran en las prisiones ilegales que se han detectado en el país.
Trece de estos centros controlados por milicias armadas involucradas en el tráfico de personas están localizadas en la capital, Trípoli, según el informe presentado este martes.
Unicef reclamó vías legales y seguras para proteger a los inmigrantes y refugiados que buscan una vida mejor, y recordó que hoy día las mafias y traficantes son la única alternativa para realizar la peligrosa travesía.
«Es hora de que la comunidad internacional trate de forma integral este problema», afirmó el director ejecutivo adjunto de Unicef, Justin Forsyth.