Los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco por calentamiento y sin combustión pueden ser peligrosos para la salud. Muchos ciudadanos ignoran que está prohibido utilizar estos productos en los mismos espacios en los que tampoco está permitido fumar tabaco convencional y los utilizan como alternativa, sin calibrar las consecuencias que puede tener para su salud y la de quienes les rodean.
El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han recomendado a los ciudadanos no consumir dispositivos susceptibles de liberación de nicotina (cigarrillos electrónicos), ni productos de tabaco por calentamiento (sin combustión) por la existencia de riesgos para la salud. Han sido los miembros de la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial de Sistema Nacional de Salud, en su última reunión celebrada el pasado 14 de febrero, los que han advertido de la existencia de estos riesgos y han aconsejado no consumir ninguno de estos productos.
Cáncer
«Se han encontrado sustancias cancerígenas en líquidos y vapor de cigarrillos electrónicos, por lo que no se pueden excluir los riesgos para la salud asociados al uso o exposición al vapor», explica la directora general de Salut Pública, Maria Ramos, y subraya que estos dispositivos, y los de tabaco por calentamiento y sin combustión, están incluidos en la categoría de productos relacionados con el tabaco y por lo tanto se les aplica la ley antitabaco.
En su objetivo de promover la salud de la ciudadanía y prevenir las enfermedades asociadas al consumo de tabaco, la Comisión de Salud Pública puntualiza que tienen la consideración de «novedosos» de acuerdo a la nueva normativa de 2017 que regula aspectos sobre la fabricación, presentación y comercialización de los productos del tabaco y los relacionados, y por lo tanto -destaca- se les tiene que aplicar la ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo, al igual que al resto de productos relacionados con el tabaco.
Los productos de tabaco por calentamiento generan un aerosol que contiene nicotina en proporción igual o superior a los cigarrillos, produciendo los efectos fisiológicos y adictivos de la nicotina, equivalentes al tabaco tradicional.
La directora general de Salut Pública explica que han iniciado una campaña de inspecciones para controlar la publicidad de los nuevos dispositivos de tabaco sin combustión. «Hemos abierto expediente a dos empresas que anuncian la venta de estos dispositivos», afirma Ramos y recuerda que «hacer publicidad de los productos relacionados con el tabaco está prohibido».
Productos perjudiciales
Ramos apunta que en la nueva Ley de Adicciones, que está ultimando la Conselleria de Salut, se incluirán los nuevos dispositivos, «para que la gente tenga claro que tanto los cigarrillos electrónicos como el tabaco por calentamiento son perjudiciales para la salud», afirma. Al ser productos relativamente novedosos todavía no existe tanta evidencia científica como en el caso del tabaco «pero se están haciendo estudios», indicó la directora general.
Los nuevos dispositivos IQOS (I Quit Ordinary Smoking), iniciales en inglés de «dejo el tabaco habitual», funciona calentando el tabaco pero sin quemarlo. El tabaco se calienta a temperaturas que llegan a 350-400 grados, pero sin llegar a las temperaturas por encima de los 1000 grados que se alcanzan cuando el tabaco se quema, como ocurre en el caso de los cigarrillos normales.
De esta forma, no se produce pirólisis (o cambios irreversibles de la composición química del tabaco debido a las altas temperaturas). Aún así, la Sociedad Española de Cirugía Torácica y Neumología advierte de que los estudios recientes demuestran que el IQOS no evita la presencia de sustancias tóxicas.
Un sistema electrónico que imita al cigarrillo
El cigarrillo electrónico es un sistema electrónico, creado en China en el año 2004, en pleno auge de la prohibición de fumar, que utiliza una pequeña batería para calentar una solución líquida y convertirla en vapor. Su diseño generalmente imita un cigarrillo o un cigarro. Diversos estudios muestran que la dosis de nicotina que dicen tener los cartuchos muchas veces no coincide con la que «realmente» tienen.