Porque «no es lo mismo hacer negocio con la ropa usada que hacer justicia social», Cáritas ha puesto en marcha «Moda re-», un proyecto solidario y sostenible de recogida, reciclaje y reutilización de prendas usadas que se venderán en 80 comercios y que da empleo a 750 personas en riesgo de exclusión.
Una iniciativa en la que han aunado los esfuerzos 29 Cáritas diocesanas de todo el país y con el que solo el año pasado lograron reunir 30.000 toneladas de ropa -90 millones de artículos textiles- a través de 3.800 contenedores de calle, que se pueden distinguir por su color rojo y el logotipo de la organización.
«Moda re-», en la que lleva trabajando más de 20 años, no significa la desaparición de sus roperos, aunque la idea es que todas las diócesis se incorporen al proyecto, ha relatado durante su presentación el coordinador del proyecto, Rubén Requena.
Y ello porque, entre otras cosas, «dignifica» el modo en el que las personas que lo necesitan adquieren su ropa, ya que podrán «elegirla y probársela» en las tiendas como un cliente más. En su caso pagarán con los vales que le facilita Cáritas, pero todo el que lo desee puede adquirir artículos a precios asequibles en cualquiera de las tiendas.
El proceso de esta nueva apuesta por la gestión de la ropa usada arranca en la recogida de los contenedores; de ahí pasa a una de las tres plantas de gestión integral con tecnología de última generación, situadas en Bilbao, Barcelona y Valencia, donde se separan según su calidad.
Solo el 10 % de los productos deben descartarse porque «no se puede hacer nada con ellos», salvo reconvertirlos en paneles para la construcción, cubiertas de asientos y alfombrillas de coche o hilos de algodón para realizar nuevas vestimentas, un proyecto que está en fase de prueba en la planta de Bilbao.
Pero el resto, siempre «en perfecto estado», acaba en una de las 80 tiendas repartidas por todas las comunidades excepto Madrid -si bien aquí esperan tenerlos «muy pronto»-, Navarra, Murcia, Canarias y Galicia, donde el próximo mes está prevista la apertura de uno de estos establecimientos, concretamente en Vigo.
Los artículos aprovechables, ha añadido la responsable del proyecto textil de Cáritas Albacete, Ana María Girón, son sometidas a un proceso de selección, valoración de su estado, higienización mediante ozono, emperchado y etiquetado «a precios asequibles».
Al reciclaje de ropa se une la reinserción de los más desfavorecidos: esta iniciativa, en la que colaboran 1.000 voluntarios, ha generado empleos sociales para 750 personas, 450 con contratos de inserción a los que se les ofrece un servicio de acompañamiento y formación «para que aprendan a trabajar», y los demás estables.
Se trata de personas derivadas por la agencia de contratación de Cáritas y de los Servicios Sociales que trabaja entre seis meses y tres años en la recogida de las prendas como conductores, en las plantas como mozos de almacén o como dependientes de los comercios.
Y todo lo combina con el cuidado del medio ambiente: la iniciativa supone un ahorro de 680.000 toneladas de emisiones de CO2 y 56 millones de metros cúbicos de agua, el equivalente «a 150.000 piscinas olímpicas» o, lo que es lo mismo, el abastecimiento durante seis meses de una ciudad como Madrid o de un año en el caso de Valencia o la isla de Mallorca, ha destacado Requena.
Con ello, en palabras de la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro, «Moda re- reúne todos los valores de la economía solidaria»: genera empleo social y sostenible, da un destino ético a las prendas, impulsa la participación social, mejora las ratios de reutilización y reciclaje y ahorra en la gestión municipal de residuos textiles.