Es habitual que perros y gatos no puedan ni verse. Sin embargo, siempre hay una excepción que confirma la regla. Es el caso de Kiki, un gato americano que forma parte de la manada de tres Shiba Inus, según informa el diario Bored Panda.
El buen recibiendo del minino por parte de sus perros fue toda una sorpresa para los dueños de Saki, Ibuki y Hazuki, que viven en la región de Chiba, al este de Japón. Su llegada fue expreso deseo de la mujer, que ansiaba tener un gato, algo a lo que su marido se mostraba reacio.
«La razón por la que quería expandir nuestra familia con un gato en lugar de un perro era bastante simple: tuve un gato en el pasado. Pero cuando le dije a mi marido que quería un gatito, me enteré de que no le gustaban mucho los gatos. Seguí haciéndolo, pero él siempre se negaba. Después de un tiempo, sin embargo, pude encontrar un gato que nos gustó a ambos», explicó ella al mismo medio.
Fue entonces cuando comenzaron a buscar un gatito que pudiera encajar con sus cachorros. Ahora, Kiki se ha acostumbrado tanto a la convivencia con los canes, que llega hasta a actuar como ellos. «A menudo escucho que son los perros los que se acostumbran al horario de sueño de su dueño, y los gatos son los idiotas que se levantan temprano y te despiertan a las cuatro de la madrugada o algo así, pero Kiki también duerme junto con el resto de nosotros hasta la mañana», cuenta.
El amor que los perros sienten por el gato es tan real que le protegen de otros canes que no soportan la presencia del animal. «Llevé a Kiki y nuestros perros a una fiesta de Shiba Inu, y se estaba llevando bien con todos los perros, pero uno de ellos de repente comenzó a ladrarle. Inmediatamente, uno de nuestros Shibas, Saki, respondió con un ladrido, protegiendo a Kiki», revela. «En ese momento, entendí que se habían convertido en verdaderos compañeros».
Los animales tienen una cuenta propia de Instagram, donde sus dueños muestran la buena relación entre sus mascotas y las aventuras que viven todos juntos.