La imagen impactante ha recorrido el mundo en las últimas horas. Incluso un portal especializado como National Geographic se ha hecho eco de un hecho insólito, que comporta derivadas que invitan a la reflexión. Numerosos medios internacionales han publicado recientemente que en algunos condados de California, en los Estados Unidos, se recomienda a los cazadores que, en caso de atrapar a un cerdo salvaje, comprueben si este tiene la carne de color azul. Se trata de un azul neón, eléctrico, que recuerda en cierta medida al de los Pitufos. Si la tiene, debe reportarlo inmediatamente y evitar consumir cualquier parte del animal por su propia seguridad.
El llamativo fenómeno que ha generado una alerta sanitaria en la región californiana se ha viralizado rápidamente y el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California ha confirmado oficialmente sus causas mediante un exhaustivo informe. Según los análisis realizados por el Laboratorio de Salud de Vida Silvestre (WHL) y el Laboratorio de Salud Animal y Seguridad Alimentaria de California, estos cerdos fueron expuestos a cebos pesticidas que contienen difacinona, un rodenticida anticoagulante.
Este compuesto químico usado como matarratas no solo provoca la coloración azul característica, sino que también puede desencadenar hemorragias internas potencialmente mortales. La investigación llevada a cabo por los especialistas determinó que los animales afectados habían consumido pesticidas utilizados habitualmente para el control de roedores en zonas agrícolas. La difacinona, componente principal identificado, impide la coagulación normal de la sangre, lo que explica el riesgo de hemorragias internas que presentan los ejemplares contaminados.
«Este caso representa un claro ejemplo de los efectos secundarios que pueden tener ciertos productos químicos en la fauna salvaje», explica el doctor Manuel Rodríguez, biólogo especializado en ecotoxicología que ha seguido de cerca el caso. «La difacinona, al ser ingerida por estos animales, no solo provoca alteraciones en su sistema circulatorio sino también esta sorprendente pigmentación azul que actúa como un indicador visual de la contaminación».
Las autoridades sanitarias han establecido un protocolo estricto que incluye la prohibición absoluta del consumo de carne procedente de estos animales. Se estima que hasta 75 ejemplares podrían estar afectados en una zona que abarca aproximadamente 320 km² del condado de Monterey, según los datos publicados por el Departamento de Agricultura de California.
Los expertos advierten que este fenómeno podría tener consecuencias más allá de los propios cerdos salvajes. «Existe un riesgo real de contaminación en cadena que afecte a otros predadores que se alimenten de estos animales», señala la doctora Lucía Fernández, investigadora del Centro de Estudios Medioambientales con sede Madrid. «Los efectos de estos compuestos pueden persistir en el ecosistema durante meses o incluso años».
En respuesta a esta situación, las autoridades californianas han implementado una serie de medidas preventivas que incluyen la restricción temporal del uso de ciertos pesticidas en áreas rurales y la intensificación de la vigilancia sobre la fauna salvaje. También se ha establecido una línea directa para que los ciudadanos puedan informar sobre posibles avistamientos de animales afectados, facilitando así una respuesta rápida por parte de los equipos veterinarios especializados.
El caso ha generado un fuerte debate entre los expertos sobre la regulación de pesticidas. No obstante, este no es el primer caso documentado de animales salvajes que presentan coloraciones inusuales debido a la exposición a contaminantes. En 2023, científicos documentaron la aparición de peces con branquias de color púrpura en varios ríos del norte de España, un fenómeno que posteriormente se vinculó a vertidos industriales de tintes textiles. Sin embargo, el caso de los cerdos de California destaca por la intensidad del color y el número de ejemplares afectados.
Sense autòpsia meticulosa i exhaustiva, a més d'estudis de possibles raons (del seu mediambient i econsistema on vivien) no es pot llançar conjectures "informatives", perque no s'està informant, s'està elucubrant, i això la premsa (i d'altres medis) no ho hauria de fer.