La reina Letizia celebra este lunes su 53º cumpleaños en la más estricta intimidad, sin actos oficiales en su agenda y con la vista puesta en el inminente viaje de Estado que emprenderá junto al rey Felipe VI a Egipto. Una celebración discreta que contrasta con el ritmo habitual del verano, que la monarca suele disfrutar en Mallorca, su destino estival más constante desde su llegada a la Casa Real.
Aunque la estancia de la familia real en la isla ha cambiado con los años, haciéndose más corta y menos protocolaria, el vínculo de doña Letizia con Mallorca se mantiene cada mes de agosto. Desde el Palacio de Marivent, su residencia durante estas semanas, la reina ha ido moldeando su propia forma de vivir el verano en la isla: más privada, familiar y cultural que institucional.
Uno de los momentos más icónicos de sus veranos mallorquines es la tradicional sesión fotográfica junto al rey y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. En los últimos años, esta imagen se ha captado en distintos puntos del patrimonio histórico balear, como la Cartuja de Valldemossa, Raixa, o otros más informales, como el cine o alguna exposición. Una forma de mostrar cercanía, pero también de reivindicar el valor cultural de la isla.
Lejos del foco mediático, Letizia disfruta de una Mallorca más reservada. Se sabe que aprovecha su estancia para practicar deporte, en especial la natación, y pasear por rutas poco transitadas del interior de la isla. También es habitual su interés por la oferta cultural local, con visitas a exposiciones, museos y centros de arte contemporáneo. De hecho, se ha convertido en toda una habitual del Atlántida Film Fest, al que suele acudir año tras año. Su estilo veraniego, siempre seguido al milímetro por la prensa especializada, también deja huella cada temporada: looks frescos, cómodos y con guiños frecuentes a la moda española y sostenible.
Aunque las estancias en Marivent son cada vez más breves, en parte por las agendas oficiales de los reyes y los compromisos académicos de sus hijas, Letizia ha consolidado un modo propio de veranear en Mallorca: menos institucional que en tiempos de doña Sofía, pero con un enfoque más familiar y moderno. Este verano no fue una excepción: la reina asistió a la tradicional recepción a la sociedad balear en el Palacio de la Almudaina y acompañó al rey en algunos actos culturales, antes de regresar a Madrid para retomar su agenda.
Ahora, con Leonor completando su formación militar en San Javier y Sofía instalada en Lisboa para iniciar sus estudios universitarios, la reina se enfrenta a una nueva etapa más centrada en sus propios proyectos. Su cumpleaños número 53 marca, de algún modo, ese tránsito: un aniversario privado antes de poner rumbo a El Cairo y Luxor.
Miris on miris, tot són guirisPues a mí me gusta más la reina que la caracaballo, así que VIVA LA MONARQUIA PARLAMENTARIA...