El rey Juan Carlos reconoce «desvíos sentimentales» durante su vida, que asegura que no afectaron a sus obligaciones monárquicas, pero asegura que «la mayor parte» de las «relaciones extraconyugales» que se le atribuyen son «totalmente ficticias». «¡Me atribuyen incluso hijos ilegítimos! Tuve que contratar a un abogado para defenderme de esa acusaciones. A la prensa le gusta hablar de manera fantasiosa», asegura el anterior monarca español en su libro de memorias 'Reconciliación', que este miércoles será vendido en Francia.
Juan Carlos asegura que durante buena parte de su reinado «la prensa española respetó cierta confidencialidad», pero a principios de los 90, con el desarrollo de la prensa del corazón y «la estabilización del país como potencia europea, los rumores y especulaciones» sobre su vida privada «comenzaron a emerger».
Niega haber tenido relaciones con Lady Di en Palma: «nada más alejado de la realidad», asegura, y describe a la princesa de Gales como «fría, taciturna, distante, salvo en presencia de los ‘paparazzi’». Sin citar a Corinna Larsen, el padre de Felipe VI asegura que «una relación particular será hecha pública» y «hábilmente instrumentalizada», lo que tuvo «duras consecuencias para (su) reinado».
A partir de ahí, Juan Carlos relata el famoso viaje a Botsuana en 2012 en el que sufrió una lesión que obligó a su repatriación a España, lo que provocó que fuera conocido por la opinión pública. En el mismo, asegura, estaba invitado por Mohamed Eyad Kayali, consejero del rey de Arabia Saudí. «Llegué con invitados que había elegido: un amigo, su exesposa, con quien yo había tenido una relación, y el hijo joven de esta última», señala.
A partir de ahí, el rey emérito rememora aquel viaje, el regreso y las duras consecuencias que tuvo, en términos de imagen, para su reinado y para su vida personal. «Me sentí debilitado, disminuido durante largos meses, recluido en la Zarzuela. Una parte de España ya no me apoyaba. Tuve el amargo sentimiento de haber sido abandonado (...) Lo soporté en silencio, apretando los dientes», narra.
La relación con Corinna, que salió a la luz tras aquel viaje, «fue un error» que el rey Juan Carlos «lamenta profundamente». «Puede parecer banal, muchos hombres y mujeres han sido cegados hasta el punto de no ver lo evidente. Para mí, ella tuvo un impacto nocivo en mi reino y en mi vida familiar. Ella erosionó la armonía y la estabilidad de esos dos aspectos esenciales de mi existencia, conduciéndome finalmente a tomar la difícil decisión de abandonar España», agrega.
«Empañó mi reputación ante los españoles. En esta cacería, me convertí en una presa fácil. Pero esta es la debilidad de un hombre. Nunca interfirió en mis preocupaciones de rey con su país», termina.
Juan Carlos I asegura que nunca se recuperó de la desgracia de la muerte de su hermano.
Juan Carlos I también asegura en sus memorias que la muerte de su hermano Alfonso en 1956, mientras jugaban con una pistola, marcó un «antes y un después» del que nunca se recuperaría. «No me recuperaré de esta desgracia. La gravedad me acompañará en adelante», confiesa en el breve capítulo, de apenas dos página.
En ellas admite que no le gusta hablar del tema y que es la primera vez que se expresa sobre ello, en un epígrafe que tituló 'El drama'. «Lo echo de menos -cuenta-, me gustaría tenerlo a mi lado, poder hablar con él. He perdido a un amigo, a un confidente. Dejó un vacío inmenso. Sin su muerte, mi vida habría sido menos sombría, menos infeliz».
Rememora, aunque sin entrar en grandes detalles, cómo ambos jugaban con una pistola del calibre 22 que le había dado un lugarteniente en España aquel 29 de marzo de 1956, que era Jueves Santo. Le habían quitado el cargador y destaca cómo nunca se les pasó por la cabeza que podía quedar una bala en la recámara. «Se disparó un tiro al aire, la bala rebotó y alcanzó a mi hermano en plena frente. Murió en brazos de nuestro padre», narra el que ejerció como monarca de España entre 1975 y 2014.
Juan Carlos asegura que «todavía es difícil hoy hablar de ello», aunque piensa en el incidente «todos los días». «La fecha del 3 de octubre, el día de su aniversario, sigue siendo un día inolvidable», afirma. Tras el funeral, el silencio reinaba, recuerda, y fueron «momentos terribles», pero dos días después fue enviado de regreso a la Academia militar en España porque hacía falta «retomar la vida».
VIVA EL REY